Ruido de sables

Editorial
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La revelación del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, sobre los viajes secretos de 'Timochenko' a La Habana, confirma que algo sucede al interior de la fuerza castrense y evidencia el malestar de la tropa, encabezada por los Generales que, en su mayoría, no ven con buenos ojos, que y como se está negociando en La Habana.
Ellos asumen que el Presidente está demasiado jugado con la paz y por ende, dispuesto a conseguirla a cualquier precio; es indiscutible la desconexión que hay entre los militares y el interior del gobierno, se nota un cierto resquemor con los negociadores, en especial con Sergio Jaramillo, quien tiene muy mala relación con el alto mando.
No hay una agenda unificada, Pinzón habla y el presidente Santos, medio sorprendido, sale al paso a apagar el incendio, aceptando que él mismo había autorizado el viaje del máximo comandante de las Farc; nos inclinamos por la teoría de que el Ministro representa el descontento militar, de ahí, que se mantenga en el cargo, pese a que muchos pensaban que se necesitaba un hombre más alineado con la paz.
Como se ven las cosas, Santos no solo estaría secuestrado en La Habana y arrodillado ante Maduro; también los militares quieren mostrar los dientes para lo que se avecina: el cierre de los acuerdos definitivos, más aún, cuando las dudas persisten sobre lo que se le va a entregar a las Farc, avivadas por el uribismo y el Procurador, que todos los días tienen un reparo para los diálogos, en un país polarizado, que en últimas es el que decidirá mediante referendo.
Hacer la paz no es una tarea fácil, sobre todo en esta nación que se acostumbró a vivir en guerra, con una guerrilla que no contribuye en nada, sus gestos de paz son minar escuelas y atacar la infraestructura del país, por mencionar algunos.
Desde el gobierno, todos los días nos venden una idea de que la paz está muy cerca, pero lo que supuestamente está cerca, va a ser más difícil de lo que se espera, no solo por las intenciones e intereses de ambas partes, sino por los agentes externos que no quieren solución negociada.
El Presidente debe ajustarse los pantalones y ser franco con el país, que la gente sepa lo que se está negociando; la publicación de los acuerdos, fue un primer paso. Pero también tiene que dejar de estigmatizar la oposición y alivianar en alguna medida la polarización, circunstancias como la de 'Timochenko', que se hagan a la luz pública para evitar el polvorín; el tira y jale con las Fuerzas Militares, minan su gobernabilidad y mientras tanto las negociaciones se extienden en el tiempo, con más escándalos, pactos secretos e infiltraciones, que avances.
A propósito, sería conveniente saber si el presidente también autorizó el viaje de 'Gabino' a La Habana.