La desidia y dejadez del gobernador Cotes

Editorial
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Trojas de Cataca, Nueva Venecia y Buenavista son pueblos palafitos cuyas viviendas apoyadas en pilares o simples estacas, descansan en las aguas tranquilas de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Desde allí sus pobladores llaman la atención de los magdalenenses, ante el abandono total por parte de la administración del gobernador Luis Miguel Cotes Habeych.
Es tanta la necesidad que tienen esos magdalenenses y la desidia del gobernador Cotes, que ellos se han acercado a los medios de comunicación a denunciar el incumplimiento de las promesas que ha hecho Cotes Habeych cada vez que se acuerda de ellos o cada vez, que por cualquier circunstancia, los residentes de esos pueblos palafitos son objeto de noticia.
Esto no puede ser posible. El gobernador Cotes Habeych debe ser consciente de sus deberes con los ciudadanos del Magdalena, sin importar su condición; al contrario, debe ser más solidario y enfocar las gestiones que emprenda a favorecer a comunidades que siguen sufriendo la apatía y dejadez de administraciones y gobiernos, como el suyo, que se preocupa más por conseguir los recursos a costa de estrujar el bolsillo de los magdalenenses, que de ponerse 'manos a la obra' y comenzar a trabajar en la toma de decisiones que lleven a gestionar un futuro y porvenir plenos y justos para todos los magdalenenses.
Ya va para tres años el gobierno de Cotes y no ha mostrado sus capacidades de gobernante; el Magdalena pensó que con una figura joven habría un cambio en la administración social de los recursos y una equidad social y económica para el desarrollo de los municipios, cosa que no está sucediendo
En este tiempo hemos visto que han pasado casi tres años de dejadez y desidia para el departamento, en donde ha primado el interés particular y de los apoyos políticos, sobre el bienestar de los magdalenenses. No sabemos si ello es producto de su juventud y tal vez su inexperiencia o porque el mandatario se preocupa por otros avatares musicales no tan propios de su investidura, olvidándose que no fue capaz de hacer cumplir con el programa de gobierno con que engañó a sus electores. Enliste, señor gobernador, sus promesas cumplidas.
Ahora eso pasa a un segundo plano porque lo más importante es la salud de los habitantes de Nueva Venecia afectada por la quema en los bosques lagunares de la Ciénaga Grande en donde viven. Con insistencia hemos reiterado que esta quema se presentó debido a la falta de prevención y cuidado de la Gobernación del Magdalena, a cargo de Cotes Habeych, Corpamag a cargo de Orlando Cabrera Molinares por años y quien debe conocer al dedillo cada centímetro cuadrado del departamento y los otros organismos que hacen parte de la protección de este importante cuerpo lagunar.
Estas entidades e instituciones, al presentarse los incendios, desde el año pasado, corrieron a sacar pecho y a lavarse las manos del problema en cuestión. Solamente hicieron unos Consejos de Seguridad y anunciaron judicialización y cárcel para los pirómanos y bandidos. Sin embargo, hasta ahora no se conoce de un solo detenido por este crimen contra la naturaleza de nuestro departamento. ¿Entonces, quién debería estar en la cárcel? ¿Por qué no se han tomado las medidas pertinentes para preservar antes, durante y después la salud de los habitantes de Nueva Venecia, Trojas de Cataca y Buenavista durante estos incendios que no han sido castigados como debe ser?
La desidia y la dejadez son los protagonistas de estos tres desafortunados años para el Magdalena y prueba de ello está en la quema del complejo lagunar de la Ciénaga Grande de Santa Marta y sus efectos sobre la salud de los habitantes en la región en donde no existe ninguna clase de medidas que eviten que esto vuelva a suceder; en el mal tino que tuvo el gobernador Cotes en la decisión sobre la utilización del antiguo edificio de la Gota de Leche; en la imposición de la Tasa Mello, nombrada así en homenaje a su creador; en el viacrucis del enrocado del kilómetro 19 y por el estado crítico de la salud pública postrada en tres años en cuidados intensivos según sigue denunciando el senador Honorio Henríquez. Eso es desidia y dejadez; el resto, puro vallenato con acordeón.