Gracias Monseñor Puccini, bienvenido Monseñor Piedrahita

Editorial
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Los fieles católicos samarios reciben hoy al nuevo jerarca de la Iglesia Romana que tendrá la potestad y obligación de dirigir y motivar la evangelización en la Diócesis de Santa Marta, la cual comprende los municipios del norte del departamento del Magdalena. Curiosamente hoy en el día de San Luis Beltrán, santo que evangelizó en estas tierras en época de la conquista, será entronizado monseñor Luis Adriano Piedrahita Sandoval en su nueva Cátedra.
Muchos han sido las motivaciones que la Iglesia que peregrina en el Magdalena ha recibido por parte de los ministros consagrados para que los católicos reciban con fe, esperanza y caridad al Supremo Pastor en la Diócesis, después de 26 años y 10 meses de presencia de monseñor Ugo Puccini Banfi, quien nunca saldrá del corazón de los magdalenenses por su misericordia y ese don de servicio universal; es decir, para los pobres, ricos, marginados, negros, indígenas, blancos, hombres, mujeres, niños, a todos los samarios los trató por igual.

A monseñor Ugo, ¡gracias por todo!

La iglesia necesita de pastorales juveniles, vocacionales, infantiles y matrimoniales, sólidas; que muestren el Cristianismo según las novedades de la sociedad sin olvidar que el mensaje del evangelio es uno solo y no es cambiable de acuerdo a las circunstancias de la época.
Monseñor Piedrahita también llega en un momento coyuntural de la historia del Magdalena, donde está claramente visible el olvido y el abandono por el que los habitantes están totalmente inmersos gracias a las carencias de políticas públicas que conduzcan a la inclusión de los más vulnerables y desconocidos de la región.

La situación por la que atraviesa la población indígena no puede ser aparte de la Pastoral Social de la Iglesia Católica que peregrina en el Magdalena, pues la Iglesia tiene una larga deuda con esta población que a lo largo del tiempo, desde la historia de la colonización, aún no ha sido resarcida y que es un momento en el que la Iglesia no debe desconocer su accionar frente al cumplimiento de la misión universal "id y hacer discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándole a poner en práctica todo lo que yo os he mandado".
Es hora que todos los fieles católicos de Santa Marta se pongan las botas de trabajo, no solo por la Iglesia material que en muchas partes del Departamento está en abandono; sino que desde los presbíteros, seminaristas, fieles laicos, y hasta el nuevo pastor, se pongan las botas de trabajo, ir hasta las periferias y evangelizar, lleguen a aquel que necesita la voz de su pastor y pueda mostrar, verdaderamente, lo que el Papa Francisco ha pedido: ser una Iglesia cercana del que ha sido olvidado.

Una realidad que no se puede olvidar, y que también debe estar en la agenda del nuevo jerarca católico, es su acercamiento con cada una de las realidades y de los movimientos apostólicos de la Iglesia a quienes hay que reconocerles su trabajo por la evangelización y por hacer visible el Reino de Dios; quienes esperan que monseñor Luis Adriano sea cercano a las carencias que estos tienen, pueda tener el don universal que les ayude en la dirección espiritual y tenga la alegría y disposición para ser motor y guía de la evangelización en la zona.

Es precisamente el silencio de la Iglesia ante estas injusticias sociales, añadido a la falta de testimonio de mucho de sus miembros, lo que ha permitido el auge de las iglesias de garaje, que hoy son más de la cuarta parte de lo que había hace 25 años. Un ejemplo notorio es en el municipio de Zona Bananera: mientras en este municipio solo hay 3 parroquias, Río Frío, Guacamayal y Orihueca, aproximadamente en cada calle hay una casa donde se habla del evangelio y donde también se habla de la doctrina cristiana.
La Iglesia que necesita fe, esperanza y caridad, recibe hoy a su nuevo obispo, en medio, seguramente, de una ceremonia totalmente rica en liturgia y muy majestuosa, que no se veía en la ciudad desde hace 26 años.

EL INFORMADOR siempre ha sido un medio de comunicación que, sin olvidar los avances tecnológicos ha visto la necesidad de promover el evangelio en sus páginas, gracias a los ideales humanísticos que imperan en esta Casa Editorial, por eso seguiremos acompañando, desde la fe, al nuevo obispo; pero no somos ajenos a las carencias que tiene el Magdalena desde la ética, la moral y el olvido, tanto en lo político como en las fuerzas de la evangelización, por eso hoy, así como nos acercamos al nuevo obispo dándole nuestro cordial saludo, también le pedimos que desde su Cátedra haga visible el sufrimiento de los magdalenenses, que también es el sufrimiento del Cuerpo Místico de Cristo.