Una pausa peligrosa

Editorial
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Durante estos largos años de conversaciones de paz, con el grupo guerrillero de las Farc, en La Habana, Cuba, no ha sido fácil saltar todos los obstáculos, pese a los consabidos anuncios del gobierno de Santos, que hablan siempre de una firma para la paz en poco, pero muy poco tiempo.

Son precisamente esos anuncios, lo que han hecho que los colombianos se formen expectativas de paz, que al parecer, van a ser difíciles de cumplir.

El gobierno colombiano y las Farc admitieron en días pasados que las conversaciones para lograr un acuerdo de paz atraviesan momentos complejos. Raro, en el tiempo que se lleva de conversaciones, mas de dos años, no se había admitido una circunstancia como esta ¿Qué estará pasando?

Por su parte el equipo negociador en La Habana advierte que aún en estos días difíciles, lo reconocen, no han perdido la fe, de acuerdo con una declaración leída a periodistas al cierre de uno de los ciclos del proceso que se realiza en la capital cubana.

Las partes discuten desde hace varios meses el resarcimiento a las víctimas luego de que a lo largo del primer año y medio habían llegado a convenios parciales en tres puntos de una agenda preestablecida de seis.

En medio de esta situación, surge la posición siempre acomodada de los negociadores de la guerrilla, que al respecto fueron muy claras y dijeron que la mora por la resolución de estos asuntos no se les puede imputar, según comentó por su parte el comandante rebelde Iván Márquez. Siempre asumiendo posiciones facilistas y de acomodación, a sabiendas de la enorme responsabilidad que ellos tienen en este proceso.

Las partes, que hablaron por separado, cerraron el ciclo número 36 y recomenzarán sus conversaciones el 21 de mayo. Vale la pena recordar que el proceso entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia comenzó a fines de 2012 y hasta ahora los tres puntos en los cuales las partes han logrado un acuerdo parcial son los de los problemas de la tierra, la participación política de la guerrilla y el combate al narcotráfico.

'Márquez', cuyo nombre legal es Luciano Marín Arango, insistió en la necesidad de una Asamblea Constituyente que abra una nueva era de paz y justicia social para los colombianos e indicó que esperaba que en el próximo ciclo se forme una Comisión de Esclarecimiento de la Verdad.

Esta propuesta de la Asamblea Constituyente podrá salir derrotada, así tal cual sucedió con la misma propuesta de las Altas Cortes y el Fiscal General de la nación de realizarla bajo ciertas limitaciones.

Los colombianos ven como pasa el tiempo y pocos son los resultados concretos, lo que ha creado que la sociedad colombiana está impaciente y escéptica y espera que la guerrilla y el gobierno muestren resultados concretos. No se sabe cuándo será a pesar que el gobierno insiste en su prontitud.

Ni el gobierno ni las Farc especificaron cuáles son los puntos que obstaculizan la negociación, pero en días anteriores representantes de Santos y del gobierno mostraron posiciones encontradas sobre la forma en que se aplicará justicia una vez que se alcance el acuerdo de paz. Ambas partes consideraron un logro de este ciclo haber avanzado en un proyecto de desminado conjunto en comunidades rurales.

Desde la década del noventa unas 11 000 personas han sido víctimas de las minas antipersonales.

Aunque las Fuerzas Armadas colombianas fueron certificadas internacionalmente en 2003 por no usar estos artefactos, otros grupos sí los emplean, como el Ejército de Liberación Nacional, los grupos paramilitares y las bandas de narcotraficantes, y para la muestra están los constantes ataques que sufren los colombianos a diario, en donde se violan toda clase de derechos.