Cultura vinícola en Colombia

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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Desde hace unos cuatro lustros para acá se empezó en Colombia a degustar, a beber y a saborear con sumo gusto tanto el vino rojo como el blanco. El rosé no se toma tanto pero ya lo piden en los clubes, hoteles de tres estrellas en adelante y en los restaurantes de alta gama. Pero lo más importante es que en los agasajos familiares, en las comidas de celebración, en los almuerzos con los amigos, nadie duda en ofrecer un buen vino, pues actualmente los hay en abundancia tanto del cono sur, es decir de Chile y Argentina como de Europa. Se consiguen en  todos los mega almacenes y supermercados y con precios al alcance de todos los bolsillos.

Que agradable y placentero es paladear un buen vino. Además está comprobado desde la época antigua de que tiene propiedades curativas. Homero en la Ilíada lo describe como el curador de 147 heridas. El  médico griego Hipócrates famoso por su juramento recomendaba tomarlo como terapéutica para varias enfermedades. Los monjes lo utilizaban como remedio para ciertos malestares y ahora los galenos modernos dicen que ingerir diariamente una o dos copas al día ayudan a contrarrestar el mal de Alzheimer, los problemas cardíacos, la artritis y la indigestión. Lo recetan a menudo en la medicina alternativa.

Estudios científicos de la British Medical Journal en 1966 y la Cardiology Clinics en 2003 llegaron a la conclusión de que el vino rojo ayuda a prevenir la demencia senil y los tumores de seno, colon y esófago. De otra parte en esos análisis se dieron cuenta de que sirve como desinfectante, bactericida y antiséptico, toda vez que posee un ingrediente la antocianina, la cual está en la piel de la uva y es la que origina el color rojo. Ella es especialmente benéfica y eficaz para acabar con  los gérmenes nocivos.

En América Latina donde más se consume vino es en Argentina, dado que  por causa de su inmigración europea se familiarizaron con la vid y adquirieron cultura vinícola. Del viejo continente trajeron sus conocimientos vitivinícolas y le dieron un impulso sin precedentes a esta industria. Hoy por ejemplo los argentinos no solo son grandes consumidores sino productores importantes, con vinos de primer orden. Es el quinto productor mundial, siguiendo a Francia, Italia, España y Estados Unidos y ocupa el sexto lugar por su producción de uvas.

Los vinos chilenos están entre los superiores del mundo. Su calidad es excelente. En materia tecnológica  han venido perfeccionándose y todo ello ha dado lugar a un posicionamiento importante en el panorama mundial,  hasta el punto de que  el Cavernet Sauvignon ha sido catalogado en el año 2009 como el mejor Cavernet. Es la primera exportadora de América y la cuarta en el mundo.

Por lo que concierne con nosotros en cuanto a sacar vinos de clase,  aunque nos falta mucho, es menester destacar lo que han hecho en Boyacá, particularmente en Villa de Leyva con el vino "Marqués de Villa de Leyva" por cuanto en ese sitio turístico, se ha hecho  un esfuerzo mayúsculo y ya está dando frutos. Son muchos los factores ambientales que hay que tener en cuenta en los aspectos de producción que no todos los poseemos, tales como clima (estaciones) latitud, altitud, horas de luz, temperatura, entre muchos otros.

En ese valle de Zaquencipá como se le denominaba ancestralmente a esa región, nace en la década de los ochenta  el viñedo del señor Pablo Toro, importando cepas de Cavernet Sauvignon, Merlot y Chardonnay. Este vinicultor manizaleño es un ingeniero  mecánico y arquitecto graduado en la Universidad de Cornell en los Estados Unidos.

Compró 40 hectáreas para adelantar este proyecto vitivinícola. Ha plantado y adaptado cepas que le están produciendo 6 toneladas por hectárea, el equivalente de             35 000 botellas de vino anuales. Su comercialización se efectúa en Boyacá y Cundinamarca y el valor por cada una es de $35 000. Se trata de una agroindustria especializada, innovadora y  técnica.

Desde la última cena de Jesús estamos brindando con vino y ahora lo podemos hacer con uno colombiano, que espero pueda mantenerse en el mercado. No es fácil puesto que su precio no es tan competitivo.