¿Oposición para qué?

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El que se haya superado el incidente del secuestro del General y sus acompañantes muestra la seriedad del proceso y la madurez de las partes. Un hecho similar provocó la ruptura del frustrado proceso anterior.
La crisis sirvió para tomarle el pulso al país, y fue bueno observar que las fuerzas políticas rodearon inmediatamente al presidente Santos. El nerviosismo, y el oportunismo de algunos, llevaron a que plantearan la necesidad de un cese al fuego bilateral, pero creo que esto sería equivocado por razones que ya han expuesto ampliamente los que comparten esta tesis.
Me pareció interesante el papel jugado por el senador Uribe, quien fue el primero en enterarse, y de quien creó se comportó según lo exigían las circunstancias.
Poco a poco y no de muy buena gana, he llegado a la conclusión de que la oposición de Uribe, del ministro de defensa y algunos otros personajes públicos, en vez de minar el proceso de paz, es un activo importante; es decir, que la oposición que hacen es buena para el proceso y para el país.
Me asalta la duda de si existe un pacto secreto entre Santos y Uribe para hacernos creer que son enemigos a muerte. Cualquiera sea el caso de la pelea, verdad o ficción, es benéfica porque sirve de instrumento de control tanto al gobierno como a las Farc.
La férrea oposición de Uribe permite que el gobierno tenga una buena excusa para no ceder en ciertos temas; o sea, logra que las líneas rojas se mantengan incólumes y sean verdaderos inamovibles. Por otro lado, mantienen a las Farc en ascuas porque hay un cincuenta por ciento de los colombianos que se inclina más por la guerra, y esta presión sicológica ayuda a la dinámica de la mesa de negociación.
El acto de balance más complicado para los que en estos momentos hacen oposición es saber cuándo deben pasar de la oposición a ultranza a posiciones más acordes con la realidad de lo que surja de las negociaciones y con los tiempos políticos. Entender cuando la oposición deja de ser un beneficio para convertirse en perjuicio. Es predecible que los que hacen oposición dentro del gobierno, como el ministro de defensa, tan pronto se logre el acuerdo y se logre el desarme, cambien de posición. Esta es claramente una oposición estratégicamente calculada.
Es más difícil para Uribe y el Centro Democrático cambiar de posición. La razón es que ellos están en la arena política y quieren incidir grandemente en el proceso de refrendación política de lo negociado, y en las elecciones en que les toque competir con las nuevas fuerzas políticas de izquierda.
El panorama político posconflicto será más confuso de lo que es hoy, y la mayoría de los partidos políticos van a tener problemas de identidad tratando de encontrar el posicionamiento correcto. El Centro Democrático será quizá el único movimiento con identidad y posicionamiento claro, y esto es una ventaja en el corto plazo a la hora de las elecciones. Sin embargo, las posiciones de ultraderecha cansan al electorado y si bien puede que logren algunas victorias, en el largo plazo no tienen futuro. En una Colombia sin conflicto armado, lo lógico es que los electores muevan sus preferencias al centro y rechacen los extremos ideológicos que tanto sufrimiento han causado.
Esperemos a ver cuáles serán los efectos de la superada crisis, y si es cierto que en el 2015 se firmará el cese al fuego como lo quiere el presidente Santos y aparentemente las Farc también. Por lo pronto y por el bien del país, necesitamos que Uribe y similares sigan su oposición al proceso de La Habana…aunque no nos guste.