A la espera del Ébola

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Escrito por:

Fuad Chacón Tapias

Fuad Chacón Tapias

Columna: Opinión

e-mail: fuad.chacon@hotmail.com



Los amantes de la ciencia ficción siempre han tenido a un virus letal e incontrolable entre sus candidatos favoritos para alzarse con el título de la causa que logrará extinguir a la raza humana, por ello cientos de películas nos han ubicado en diversos futuros apocalípticos sometidos por la plaga de turno. Hollywood exagera en demasía, pero los brotes globales de enfermedades son una realdad y como tales no pueden enfrentarse a la espera de una cura milagrosa descubierta por casualidad, más vale estar preparados y hacer lo mejor que esté a nuestro alcance para evitar los finales de Armagedón que los directores tanto han vaticinado.
Hoy tenemos un nuevo viejo enemigo. El Ébola logró un reciente regreso triunfal a las portadas de los periódicos con una contundente oleada de muerte que tiene en apuros alas autoridades sanitarias del mundo y aunque no parece ser la clase de patógeno exterminador del día del juicio, sí nos mantendrá inquietos y ocupados por un buen rato cuando aterrice en nuestro país. Colombia ha corrido con la suerte de estar relativamente protegida de las grandes pandemias por el cristal de sus televisores, pero inevitablemente los contagios terminan reportándose y habremos de estar listos cuando esto suceda.
¿Qué pasará el día de mañana, que literalmente podría ser mañana, cuando un incauto pasajero sea el portador de este visitante y encienda las alarmas en el aeropuerto El Dorado? El Ministerio de Protección Social dice tener preparados todos sus protocolos para afrontar la infestación y a nosotros no nos queda más que creerle con fe ciega en que saben lo que hacen, pero realmente hasta ese día no tendremos la plena certeza de que contamos con las herramientas suficientes.
Los medios de comunicación también jugarán un papel muy importante, así ayudando como destruyendo. La complejidad del virus no es fácilmente comprensible para aquéllos quienes no contamos con conocimientos médicos de ninguna naturaleza y por ello en últimas serán los noticieros los que dictarán qué debemos creer. No sobredimensionar ni subestimar la enfermedad al aire será vital. Ellos tendrán la llave entre un manejo responsable de la información y el caos social colectivo. Esta será una verdadera prueba de fuego para su responsabilidad social.
La última crisis de este tipo que encaramos fue la Gripe Aviar, de ella nos quedó los recuerdos de la gente andando por las ciudades con tapabocas en una especie de paranoia colectiva cuando la enfermedad ni siquiera se había reportado en Suramérica y millones de pesos invertidos en Tamiflú que, según denunció El Espectador en su momento, se encontraban almacenados en bodegas y próximos a su vencimiento sin ser utilizados.
Mientras estamos a la espera del ébola, sólo queda capacitar a la gente, particularmente a nuestro personal médico, para que antes que temerle a la enfermedad la respete como la amenaza que es, pero entienda a la vez que con el manejo correcto podremos salir airosos de esta.
Obiter Dictum: ¿Alguien sabe qué le pasó al festivo por motivo de la canonización de la Madre Laura que nos habían prometido?