¿Legalización de la droga?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Bustamante Barros

Carlos Bustamante Barros

Columna: Columna Caribeña

e-mail: cm-bustamante@hotmail.com



Para estos días se ha puesto sobre el tapete el tema de la legalización de las drogas en Colombia por el propio señor presidente Santos, según su criterio porque a nivel mundial se enfoca este espinoso tema en países de Europa y Estados Unidos, aunque tales naciones por su propia conformación étnicas cultural e incluso de desarrollo sostenible sean diferentes a la nuestra por obvias razones. 

De hecho la legalización de la existencia de este acuciante fenómeno implica que se eleve el número de habituales consumidores como lo reflejan los diferentes estudios estadísticos, en once estados de los unión americana donde han optado por despenalizar y legalizar su existencia, entendiendo con ello en este juego de términos gramaticales que despenalizar la droga implica su consumo normal como cualquier clase de bebida alcohólica sin riesgos de ser detenido por autoridad alguna, mientras la legalización de la droga va unida a la producción con fines comerciales, la cual no admite destrucción de los cultivos como la marihuana por ejemplo en los campos colombianos por las autoridades constitucionales señaladas para estos fines. 

Hasta un pasado reciente nuestro país tenía normas jurídicas que permitían el uso de la dosis en consumo personal para lo cual se establecieron por el legislador cantidades limites tasadas en gramos para porte de estupefacientes (cocaína) e igualmente de alucinógenos que fueron derogados en el gobierno Uribe, encontrándose al final estudios estadísticas que señalaban aumento de consumidores habituales y ocasionales para las épocas en que tuvo vigencia la despenalización de la droga para el consumo personal, evidencias estas que prueban una vez más que al no existir normas represoras aumenta el consumo.

Mucho se ha hablado y escrito que mediante la legalización de la droga, el narcotráfico sufre severo revés porque al estar dentro de los parámetros legales los precios en el mercado internacional bajan sustancialmente dejando de ser rentable los precios actuales en que un kilo de cocaína en ciudades Europeas puede alcanzar hasta cuarenta mil dólares, incluso algunos analistas observan tales reflexiones u análisis como viable para minimizar la existencia en el mundo del narcotráfico en si mismo considerado.

Sin embargo, mucho más allá de estas consideraciones objetivas lo que está suficientemente claro es el daño inmenso que causa el consumo de drogas alucinógenas u de otro tipo al núcleo familiar por los factores dependencia que causa su consumo habitual, de tal modo que arruina la unidad de la familia socavando los valores intrínsecos del hombre de la dignidad y decencia humana para convertirlo finalmente en escoria humana al perder el rumbo de su propia existencia acicateados por la alucinación de mundos irreales que afectan en cerebro humano con creces.

Hay factores existentes en la sociedad que son insustituibles basados en los valores intrínsecos del ser humano que no son negociables so pretexto de avances liberales cuestionables, aunque algunos núcleos sociales lo admitan en la permisividad y tolerancia como aceptables entre ellos este tema de la legalización de la droga u otros como la de matrimonios entre personas del mismo sexo.

Para el mundo indigenista de América Latina y el Caribe la visión de los factores expresados es observada de diferentes modos, en unos enclaves aborígenes con rigurosidad y otros de manera tolerante, pero en todo caso no se fustiga a los consumidores habituales de droga sino que en las comunidades más conservadoras por llamarla de esa manera se les observa como merecedores de ayuda para su regeneramiento, lo cual es un avance importante en criterios civilizados y de solidaridad humana por supuesto.