Vencer la violencia es subyugar las emociones negativas

Columnas de Opinión
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Lo más monstruoso es de acuerdo con la ley de las analogías de los contrarios, la antípoda de lo más grandioso. Si lo más grandioso que existe sobre la dolorosa faz de este afligido mundo es el amor que crea la vida, entonces el odio que quita la vida, es el antipolo de lo más grandioso. Luego la corrupción más grande del ser humano es ser un asesino, ojalá se revista con la túnica sagrada de la justicia.

 

La violencia no puede originar comprensión; entregarnos a la violencia es entregarnos a las emociones negativas; y gozar de ellas sólo puede originar acciones equivocadas. La violencia es la antítesis de la comprensión; y la comprensión es la fuerza más poderosa que puede tener un hombre; por eso las emociones negativas crean incomprensión, que hace al ser humano un ser monstruoso y deleznable, un juguete de las circunstancias de la existencia.

Cuando uno observa una mesa de negaciones de paz, se aprecia cómo los integrantes no hablan el mismo lenguaje, esto se debe a que ellos gustan de no comprender, o sea, se deleitan con las emociones negativas, y éstas son enemigas de la verdad. La gente cuando se encuentran llena de emociones negativas es mentirosa, y a menudo mentirosa muy hábil, pero siempre mentirosa.

Los negociadores de paz, sea que estos estén en Palestina-Israel, o en Corea del Sur-Corea del Norte, etc., psicológicamente se encuentran en un estado emocional negativo, pues cada cual a su manera trata de hacer resaltar sus ideas como las más relevantes; a ellos lo único que les interesa son sus tesis y nada más; y por eso presentan los argumentos deformados, no se comprende nada o se percibe todo al revés. Cualquier teoría puede retorcerse en mil verdades a media, como por ejemplo, cuando alguien le dice algo, pero como usted aborrece a dicha persona, tergiversa lo que le dijo, omite algunos detalles, modifica la secuencia, entonces tiene una mentira y no la verdad. Esto es lo que se ha podido apreciar en esta clase de negociadores.

Un hombre es su comprensión. Para comprender es indispensable el desarrollo del ser interior. Si en una mesa de negociaciones de paz, los miembros no poseen amor, altruismo, humildad, valor, sencillez, saber escuchar, libertad creadora, generosidad, veracidad, etc., etc., que son facultades que señalan desarrollo íntimo del ser de esas personas, entonces esos miembros no perciben en sí mismo la verdad del conflicto y no podrán reconocerlo jamás. Por lo que deben ser descalificados como negociadores, porque en estas condiciones están prestos a prolongar la guerra; ya que sólo están interesados en sus tesis y no en la paz.

Cuando un hombre carece de comprensión se torna violento. Cualquiera puede observar que cuando una persona no comprende las actuaciones de otra, apela a la crítica, censura, difamación, calumnia, en sí, a la violencia. Y la violencia destruye todo como el estallido de un incendio.

Reaccionar violentamente es lo más fácil de las cosas. Comprender es lo más difícil. En la violencia se es completamente inconsciente, por lo tanto se carece de comprensión. Vencer las emociones negativas es una de las cosas que deben proponerse todos los actores de un conflicto armado, si de verdad quieren ser idóneos negociadores de paz.

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