Elis Regina, voz incomparable

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



La mezcla maldita de cocaína y alcohol había cobrado una víctima más en su longa e infinita cadena mortal. Elis Regina vio el final de su vida en la megalópolis paulista sin alcanzar siquiera cuarenta años de vida. Incluso, quedó en el ambiente un posible homicidio por cuenta de la dictadura brasileña de la que fue dura crítica, declarando que Brasil era gobernado por una camarilla de gorilas. No la encarcelaron debido a su popularidad, pero la obligaron a cantar el himno brasileño durante las olimpiadas del ejército.

Con sólo once años de edad, se lanzó al mundo musical en un programa infantil de su natal Porto Alegre, cuna también del gran futbolista Ronaldinho Gaúcho. La futura cantante nacería el 17 de marzo de 1945, hace 70 años; su carrera musical fue exitosa de principio a fin, aun cuando la primera vez que tuvo un micrófono al frente enmudeció de pánico escénico. Sería famosa, y sus trabajos discográficos romperían records muy pronto.

Su fama y popularidad llegaron con la canción "Arrastão", con la cual ganó el importante Festival de Música Popular Brasileña en 1965. "Pimentinha", como se le conocía, tenía un carácter fuerte, heredado de su madre Ercy, el cual sacaba plenamente en el escenario, con una presencia intensa y poderosa, su impronta característica. Al poco tiempo de arribar a Rio de Janeiro con 19 años, a Elis la escucha todo Brasil, lo que la impulsó al gran Sao Paulo. Conduce su propio programa de televisión, exitoso por cierto. Se casa con el compositor Ronaldo Bôscoli, de quien pronto se divorcia, quedando una rivalidad profesional, además de su hijo João Marcelo. En segundas nupcias, con su pianista, César Camargo Mariano, tiene dos hijos: Pedro Camargo Mariano y María Rita Mariano.

Su compleja voz podía recorrer toda la escala musical en un solo fraseo con todos los argumentos y autoridad posible; dulzura y fuerza al mismo tiempo con una linda vocalización. Su apariencia física, que poco tenía de estrella -nerviosa, fumadora, explosiva y estrábica-, se desdoblaba en el escenario con una expresión incomparable, robándose siempre el plató."Yo comparto mi ropa, mis amigos, cualquier cosa, menos el escenario", declaró en más de una ocasión. Polémica y exitosa, sus declaraciones desataban encendidos debates. Alguna vez dijo que sus dos grandes pasiones literarias eran Sófocles y Walt Disney.

En 1974 grabó junto a Tom Jobim el álbum "Elis & Tom", uno de los mejores trabajos de bossa nova de todos los tiempos. Pero el pináculo del éxito aparece en Montreaux Jazz Festival de 1979. Apoteósica, gloriosa, magistral. Luego recorrerá Milán, Roma, París y Barcelona, donde arrasa: "Europa necesita entender que no somos un simple pueblo de Carnaval; no he venido hasta aquí para hacer concesiones".

Liana Ferraz Dinis, en su tesis doctoral afirma que a Elis solo se le puede entender mediante un amplio cuadro analítico que relaciona la expresión corporal, la historia de su vida, el sujeto y el artista. "Solo entonces podía comenzar a pensar en la voz." Todo, su vida personal, sus dotes naturales, su formación musical, su trayectoria artística y sus propios dramas se conjugaban de tal modo que la hacían incomprensible, incomparable y, a la vez, única e irrepetible.

Empezando 1982, su entonces prometido, el abogado Samuel McDowell de Figuereido, tras una llamada a Elis comprendió que algo grave pasaba y corrió hasta su residencia, encontrándola moribunda o quizás muerta; no se pudo determinar con precisión.

En el catafalco, la cubrió una bandera de Brasil en la cual rezaba su nombre en vez de "Ordem e progresso". La sobredosis de Cinzano y cocaína se llevó a la reina de la bossa nova. La autopsia demoró en realizarse lo suficiente para despertar sospechas sobre la causa de su muerte, reafirmado por la brumosidad de los resultados. Su hija Maria Rita, de voz muy parecida, siguió su propia carrera musical hasta hace 3 años, cuando homenajeó a Elis, y por primera vez interpretó en público sus canciones, con una puesta en escena de dos generaciones en una sola voz.

Su corta vida artística fue muy productiva, dejando una extensa y hermosa discografía, pero sobre todo un legado eterno, único e irrepetible. Por siempre y para siempre: Elis Regina.