Vivir en Paz

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro Padilla Racines

Alvaro Padilla Racines

Columna: Opinión

e-mail: derechopadilla@gmail.com

Twitter: @varitocharpure


Cuando llevamos a cuesta más de 5 décadas de terror, lágrimas y desesperanza, creer en un país libre de odios y colmado de oportunidades no es tarea fácil, menos si seguimos en el papel equivocado de anteponer la Paz como valor superior de tranquilidad, dejando a un lado la promoción de la Vida como deseo colectivo de los colombianos.

Las cifras del conflicto que hoy está a punto de finalizar son escandalosas y deben avergonzarnos a todos.

El Centro Nacional de Memoria Histórica estima que son más de 6 millones de víctimas que deja el conflicto en su casi 60 años de crueldad.

Por ende la tarea de reparación debe iniciar sembrando matices de ideología alrededor de una sola idea: La vida es sagrada.

Resulta innovador que este domingo 8 de marzo miles de cientos de colombianos, cansados de un país de resentimientos, se aboquen a las calles para hacer una marcha que dignifique la vida de aquellos empresarios, campesinos, políticos, militares y guerrilleros cuyas vidas aún estamos a tiempo de salvar. Interponer la vida, como valor que trasciende las intenciones de Paz, deja sin tela de juicio a aquellos que pretenden desprestigiar a los que cerramos filas en contra de la crueldad de una guerra que nunca debió iniciar.

No puedo entonces ocultar mi descontento ante quienes hacen giras internacionales mostrando un país solitario y desolado.

Son estos tipos de acciones que demuestran que la Paz desnuda miedos de gente poderosamente amarrada a la guerra. Guerra que gira en torno a un sinsentido de balas, explosiones y toda clase de absurdas acciones humanas.

Pretendo en esta oportunidad enviar un mensaje entre líneas a todos los que opinan diferente respeto de la Paz que se negocia en La Habana.

Ellos pueden perfectamente ir al exterior, debatir en cada escenario académico y exponer sus ideas en contra de la Paz haciendo culto a la guerra, pero no hagan lo mismo en contra de la vida. Es su deber mostrar que estar en contra de la Paz no necesariamente es mostrarse en contra de la vida.

Entiendan que la discusión ya es a otro precio. El país no está dividido por la guerra o por la paz, el dilema que afrontamos ahora es el de la vida por encima de la muerte.

Los que creemos que la vida es sagrada entendemos que no solo queremos la Paz, sino que anhelamos vivir en Paz. Pobre de aquellos que acomodados en sus faltas de solidaridad aún quieran dignificar la muerte, propia de nuestra vergonzosa violencia.

Invito a todos los lectores de estas líneas en favor de la vida, que marchemos este domingo 8 de marzo no solamente por la esperanza de la anhelada Paz, sino también para ratificar que somos más quienes no declinarán en el propósito de vivir en una Colombia tranquila y libre de toda intolerancia.

Ñapita: Nos vemos el 8 de marzo a las 9:00 a.m. en el SAO de la 22. Preparen sus gafas y protector solar, para entonar junto al Voluntariado Unimagdalena arengas a favor de la vida. La Paz ya está en marcha.