El autor intelectual

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Juan Galán Pachón

Juan Galán Pachón

Columna: Opinión

e-mail: prensa@juanmanuelgalan.com



Los pueblos que desconocen su historia están condenados a repetirla. Ha pasado una semana desde el regreso de María del Pilar Hurtado, ex directora del DAS a Colombia, luego de permanecer durante más de cuatro años prófuga de la justicia por la investigación sobre interceptaciones ilegales en el gobierno del hoy Senador Álvaro Uribe Vélez.

Espero que su entrega a la justicia colombiana signifique el esclarecimiento de la verdad sobre los seguimientos de los que fuimos víctimas miembros de la oposición al doctor Uribe, periodistas, defensores de derechos humanos y magistrados de las altas cortes.

El derecho a la verdad, hoy día, no es solo para quienes hemos sido víctimas. Es un derecho de todos y una manera de evitar su repetición. Por eso, los colombianos exigimos conocer los resultados de la investigación que adelanta la Fiscalía. Necesitamos saber, por ejemplo, cómo se tomaban las decisiones en el DAS, quien dio la orden de perseguir ilegalmente a magistrados de las Cortes que investigaban casos de parapolítica.

Así mismo por qué razón se interceptó a políticos de oposición al gobierno de Álvaro Uribe, quienes fueron beneficiarios directos del seguimiento a periodistas y a miembros de ONG’s de derechos humanos y sobre todo, queremos saber quién le ordenó a Hurtado hacer esas interceptaciones. Sin lugar a dudas, ella fue solo una autora material, sin motivos personales para delinquir.

Frente a todas estas preguntas, es lógico suponer que la señora Hurtado tenga las respuestas para que todos los colombianos entendamos cómo y por qué ocurrieron estos hechos para hacer justicia y guardarlos en la memoria. La memoria nos permitirá recordar las causas, los autores, y las víctimas, y ello, quizás aunado al reproche legal y moral de las conductas, impida que vuelvan a suceder.

En el centro del gran silencio que ha mantenido Hurtado hasta hoy, está la pregunta por el autor intelectual de estos hechos. Por esa razón, animamos al Estado a otorgarle todas las garantías que sean necesarias para que pueda decir la verdad.

Esto, no lo pedimos para su beneficio personal, sino para que acabemos con un modelo de poder, que al estar fundado en el silencio, nos arroja al trágico destino de repetir los hechos más lamentables de nuestra historia.