Alguna vez conversando con Samuel Duque después de haber hecho un tour de los estudios de cine y televisión de Foxtelecolombia en donde se estaba filmando una producción estadounidense, le dije que en el Magdalena podíamos construir el próximo Hollywood; a él se le descolgó la mandíbula en incredulidad y soltó una carcajada.
Hoy más que nunca sigo pensando lo mismo, máxime cuando las conclusiones del estudio del Centro de Aprovechamiento de Acuerdos Comerciales socializadas recientemente en Santa Marta indican que nuestra mejor apuesta productiva en el largo plazo es hacer jaulitas de madera. ¿Sería interesante saber que piensan los empresarios que asistieron al evento y el director de la Cámara de Comercio de Santa Marta?
Es cierto que la economía de la región debe diversificarse y que no es sano que nuestra canasta exportadora esté principalmente concentradas en los subsectores agrícolas, pecuarios y agroindustriales (96,04%), pero las propuestas para diversificarnos son patéticas tanto para el sector agropecuario como para el sector industrial. Propuestas etéreas y un recetario que da grima, y que difícilmente justifican la costosa burocracia que las produce.
En el largo plazo, para el agro, simplemente tenemos que industrializarlo, es decir, más tecnología y menos mano de obra y consecuentemente un mayor y mejor aprovechamiento de la tierra. En otras palabras, el Magdalena tiene que saltar exponencialmente en la cantidad y calidad de lo que produce, reducir exponen-cialmente los costos con la incorporación de tecnología, y agregar valor donde sea posible.
En el largo plazo, no dependemos de ventajas comparativas, y realmente podemos crear las oportunidades y las industrias que queramos. A futuro las oportunidades para el Magdalena son infinitas y solo tenemos que crearlas.
El modelo económico del Magdalena no puede crear bienestar social, así que estamos obligados por las circunstancias a transformar nuestra estructura productiva y migrar a una economía en donde la industria y los servicios tengan el mayor peso. En ambas áreas, el reto es realmente uno solo: desarrollar el mejor talento humano de la región, que incluye el bilingüismo. Esto implica que los estándares de calidad de nuestros colegios y universidades deben ser los más altos. Necesitamos técnicos y tecnólogos, ingenieros, químicos y carreras afines. Énfasis en matemáticas y ciencias.
Santa Marta es caso especial, y si queremos que el turismo sea realmente la vocación de la ciudad, entonces el primer paso hacer a Santa Marta uno de los mejores destinos turísticos de América Latina y del mundo. Aquí es donde juega la idea de convertirnos en una de las mecas del cine. Nuestros costos son bastantes competitivos, y esto no es nuevo.
Aquí venía Trinity a filmar películas de vaqueros y a darle trompadas a Pedro Conde (q.e.p.d) y su combo, que eran los extras; Robert De Niro filmó parte de La Misión, y se han filmado muchas novelas. Tenemos muchos escenarios naturales a menos de una hora, y algunas de las mejores playas del mundo.Necesitamos construir parques temáticos de talla mundial, lo que se complementa maravillosamente con la industria cinematográfica. Esto realmente sería lo que haría de Santa Marta un destino turístico único en el mundo y uno de los más visitados por turistas internacionales.
Adicionalmente, por nuestro clima tenemos un enorme potencial para acoger a los retirados de otros países con proyectos inmobiliarios atractivos o casas de retiro, y también desarrollar el turismo médico y odontológico.
Una visión ambiciosa pero posible. Para hacerla realidad necesitamos socios para lo que ahora es solo un sueño. En cualquier caso es una visión de desarrollo mucho más prometedora e inspiradora que las jaulitas que el Ministerio de Turismo y etc., cree es lo único en lo que tenemos futuro. ¡Pena debería darle a la ministra Cecilia Álvarez-Correa!
