Un año antes de que en el Departamento del Magdalena y en toda Colombia se presente la correría Política (mejor dicho, que se presente de todo menos el ejercicio político) doy una pequeña opinión.
Pero antes de decir lo que pienso, es propio expresar que desde ya empiezan a resonar nombres, como siempre un año antes de la contienda los posibles candidatos en diciembre comienzan hacer un recorrido por todo el Departamento y a decir que harán los que están no han hecho y a prometer lo que los que están años antes para la misma época le prometieron y, en la Dos veces Santa ni se diga, sin duda esta va a ser una de las mejores navidades para los niños samarios sin temor a equivocarme en este diciembre hay regalo doble.
Ahora si a lo que nos atiende, esta humilde columna debería titularse Desafirmación Social y no fetichismo Político, pero la primera está arraigando y fortaleciendo la segunda, y si, los llamados a evitar que esto suceda estamos encajando en una solemne mentira, (los jóvenes carecen de experiencia y preparación) la juventud Magdalenense duerme o se limita a ver como Asesinan a este departamento y después como buitres carroñeros vienen alimentarse de las necesidades del pueblo.
Ojo, la juventud de esta generación no es mejor ni peor que las generaciones anteriores, somos una generación diferente, preparada y con muchas herramientas para hacer de nuestro País y nuestro Departamento algo diferente de lo que somos ahora. Pero, aun sabiendo esta práctica que no tiene nada de cabalístico seguimos apoyando a los mismos de siempre o a los hijos de los de siempre cumpliendo con la historia de “los delfines de Viena”.
Cometa sin cola no vuela, pero si tiene demasiado tampoco se eleva, esa cometa es la Política Barata, que tiene como cola a la juventud; pero el día en que la gran mayoría de la juventud se volqué a las calles y deje de caminar como procesión adorando a los Santos Políticos y se olvide fetichismo de elegir a aquellos que por centenares de años no han gobernado con virtudes extraordinarias, si extraordinarias para extraer de las arcas del erario dinero para su patrimonio privado.
El llamado, es para seamos nosotros la juventud de hoy a que nos atrevamos a ocupar esos espacios que por tiempo no nos han permitido estar, que hagamos el ejercicio democrático y apostemos nuestro nombre en la palestra pública y presentemos verdaderas propuestas de cambio e innovadoras, que no le tengamos miedo a las grandes maquinarias politiqueras y hagamos un voz a voz, puerta a puerta y convenzamos a nuestros electores; es bien cierto que se han elegido algunos jóvenes que han dejado en descredito nuestra juventud, pero analicen bien quienes son esos jóvenes de donde vienen y para donde quieren ir, la excepción no puede ser utilizada como regla.