Nueva visión y misión la intolerancia

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Eliecer Avendaño Restrepo

Eliecer Avendaño Restrepo

Columna: Nueva Misión y Visión

e-mail: eliecerjoavre@hotmail.com



La intolerancia es una manifestación mental y física que se convierte en hecho real, cuando existe un ambiente externo que desarrolla unos mecanismos en la conducta del sujeto que lo hace expresarla de diversas formas pero siempre con tendencia agresiva, pero esta no es espontanea ni mediática, sino que reviste una series de componentes psicoge-néticos herenciales, que tienen incidencia en la formación del perfil de nuestra gente, que revisten diferentes grados de influencias en concordancia con el Genotipo y el Fenotipo, por decirlo de forma por demás trillada, pero que en nuestro país debemos ser más taxativos frente esas premisas y tener el valor de acusar o acusarnos de intolerantes y dispuestos a cambiar.

Encontramos que los comentarios siempre se hacen desde la perspectiva de los efectos, mas no de las causas que la generan, tal vez porque se debe partir de una premisa histórica que se remonta al hecho de las diversas etnias y la raza nuestras que formaron nuestra Nación Colombiana, son la base del conflicto, además si reflexionamos sobre la herencia psicogénica, que recibimos como individuos presentes, frente a la cadena familiar y le agregamos la tesis del Racionalismo, se hace necesario, analizar lo recibido de nuestros padres, en la parte anatómica, fisiológica, endocrinológica, como parte de lo físico y el temperamento, el carácter y la personalidad en la parte psicológica, ahora sumémosle a este intrincado ser, la influencia de una sociedad que lo impulsa a competir en todos los campos y a ser ganador triunfante, sin medir en algunos casos los medios para ello, actitud que le muestra que la búsqueda de su complacencia está en el ganar, pero esa misma sociedad lo exige, pero no lo prepara para ser exitoso de manera correcta y seria, respetando los derechos de los demás por convicción y no por posible represión normativa.

Lo anterior amerita un profundo análisis de la situación que se vive a diario en todos los estamentos sociales, instituciones gubernativas y privadas, con el objeto de la búsqueda dela génesis de la intolerancia de todos, pero verdaderamente de todos, porque la diferencia que existe entre nosotros es quienes se controlan y quienes no se controlan y manifiestan su ancestral comportamiento refinado por una comuna que los lleva a mostrar su temperamento destructivo, sin medir las consecuencias, que lo afectan y afectan a los demás.

Partiendo de la formación familiar, que poco existe o está equivocada, sumándole la formación escolar que pretende construirla con fundamento en el premio o el castigo, que solo llega a las fronteras de los valores y la moral en algunas instituciones educativas y como ejemplo tenemos los grandes depredadores del erario público, los violentos y todos los delincuentes pequeños y grandes, que pasaron por una o varias escuelas, pero la fuerza de su genética y la del medio vivido, los impulsa a una existencia fuera de la ley y es lo que hacen sin que hubiesen recibido una formación que les trazara una ruta diferente.

La intolerancia, su esencia, su naturaleza, su genética, no su efecto, ni su producto, sino quien la ostenta y la práctica, adherida a su estructura psicofísica, haciendo parte de sus vivencias, como forma de comportamiento, que lo pone en los límites de lo informal, cuando no la controla, es nacida de una serie de elementos que resumiéndolos, en la colcha étnica que nos trajeron y encontraron en estas tierras y en la parte de la influencia del medio ambiente social, en su contexto en general, podemos establecer algunos parámetros de como presenta el común la complacencia y la felicidad como fin último de la vida para vivirla a plenitud, siendo los siguientes deseos que debe cumplir: (i)Ser admirado, en el bien o en el mal, pero siempre debe ser el mejor(ii) El facilismos, todo debe ser obtenido con el menor esfuerzo y si es necesario recurrir a prácticas que le faciliten los recursos de toda índole fuera de la ética y la moral.(iii)Crearse una aureola de seriedad y honestidad y nunca aceptar que es necesario rectificar la forma de comportarse y de pensar. (iiii) Ser solidario con su temperamento, carácter y personalidad, defenderlos y practicarlos.

En conclusión no aceptar que tenemos problemas de comportamiento, que somos víctimas de una génesis y una sociedad que impulsa el menor esfuerzo, la rapacidad, el aprovechamiento de la oportunidad, el enriquecimiento rápido y el sometimiento por todos los medios a otros; es vivir en contubernio con la agresión, de todos los tonos y esconder nuestra realidad, que debemos cambiar para bien de nuestra organización social y no tener estadísticamente la cifras aterradoras de delitos que tenemos, que al indiciar unos pocos ya las cárceles sobrepasan más del cuarenta y cinco por ciento y si llegasen solo el diez por ciento a estrados judiciales tendríamos que llenar estadios, supermercados y todas las instituciones gubernamentales, pero lo peor de todo es que la tendencia es ascendente.

La solución es única, un Gran Plan, con varios programas y estos con proyectos de doble vía, donde las nuevas generaciones reciban fuera de la escuela una formación que los eduque en valores, con cuatro elementos: Información, formación, práctica y utilidad.