Silvestre, invicto

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jacobo Solano Cerchiaro

Jacobo Solano Cerchiaro

Columna: Opinión

e-mail: jacobosolanoc@hotmail.com

Twitter: @JacoboSolanoC



A Silvestre le he dedicado 2 columnas, El mal momento de Silvestre y Silvestre, piso 13 de Brickell. En ambas hice duras críticas, no con el ánimo de perseguirlo, simplemente por algunas actitudes personales, que él mismo reconoció como un pensamiento erróneo del pasado y, fundamentalmente, con el interés de que el líder de la nueva generación hiciera buen vallenato.

Hoy quiero decirle, hermano lo felicito, porque hay muchas lecciones en este disco para todos. Usted, supo asimilar la crítica y le dio espacio a su propio sentir, a esa esencia vallenata que debe honrar para que nuestro folclor se mantenga ante tanta amenaza de conjuntos mediocres, como Kavras que han degenerado la forma de hacer vallenato.

Sigo invicto es una producción que superó con creces a El original, elaborada con minucia y mucho equilibrio entre la picaresca y el vallenato tradicional, un álbum en el que el protagonismo de las letras es evidente, recuperar canciones de juglares es algo muy valioso y acudir a los contemporáneos, tan olvidados por lo comercial, tiene un gran mérito.

El tiempo de Sergio Moya, es un claro ejemplo, una letra profunda que invita a repensar la vida, con una melodía excelsa que desplegó la gran capacidad vocal del urumitero, estos son los clásicos que pedíamos.

Al igual que El mensajito de Nacho Urbina, me recordó el mejor momento de Diomedes. Yeyo Núñez con Niégame tres veces, fiel a su estilo. El glu, glu me lo definió muy bien un amigo "no sé qué tiene, pero lo vivo cantando".

En los temas rápidos se destacan: el de Julio de la Ossa, muy cercano al paseaito sabanero, evoqué a Los Corraleros; El confite, conmocionó al parque de La Leyenda y va a dar mucha lidia en los carnavales, lo mismo que El borracho de Juan Carlos Ovalle, desde ya, el compositor del año.

Lucas Dangond, merece un reconocimiento aparte, no se amilanó ante la responsabilidad y demostró que un acordeonero bueno puede sacar lo mejor del cantante, con su melodía logró desterrar la locura y la carrera de Rolando, sobre todo en el tema de Beto Rada, que nota tan vallenata. Alvarito López, no pierde su casta y como los buenos vinos, entre más añejo mejor, haciendo gala de su destreza para tocar merengue, un bárbaro.

En el vallenato, para conservar la autenticidad y lograr armonía, es necesario integrar al compositor para extraer lo mejor de él y de su canción, Silvestre se bajó de la nube y visitó a Sergio, a Nacho, habló con Beto y comenzó a construir su proyecto musical 2014.Los derrotados: productores y casas disqueras, les demostró que hacer vallenato auténtico, sí vale la pena; ya lo había hecho Diomedes con un disco que sigue sonando, Iván Villazón le apostó al esquema de antes y está pegado con buenos temas.

Mientras Peter Manjarrés, por insistir en lo comercial, lanzó un CD que no suena ni truena; también el Mono Zabaleta, perdió el impulso con que venía; Martín Elías con tantos cambios no se consolida y ni hablar del Churo Díaz que ni con la sombra de 'Mama Beatriz' en las emisoras, ha logrado mantenerse. Bien por Ana María Cáceres, directora de comunicaciones de Tigo, por apoyar a un artista vallenato como se merece, gracias.