Henri de Tolouse Lautrec

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



París, a finales del siglo XIX y entrado el XX, era un foco libertario en el cual confluían todas las expresiones artísticas y culturales sin las restricciones que las religiones imponían en otras partes. Montmartre especialmente, era el punto de encuentro de pintores, escultores, literatos, arquitectos y poetas, como también de personajes poco recomendables se mezclaban con ellos; era una pequeña ciudad de unos 35 000 habitantes, íntimamente ligada a la capital francesa, administrativamente independiente.

La arquitectura y el urbanismo de la Ciudad Luz marcaban el impresionante desarrollo en el cual había el mayor respeto por la historia. Aparece el hierro en la construcción de galerías, edificaciones y monumentos, y Gustave Eiffele rigió su simbólica torre en 1889 para conmemorar el primer siglo de la república francesa. Las grandes avenidas, el nuevo acueducto y la recuperación del Sena, el metro y demás marcaban el compás de la elegante civilización que el mundo admiraba y de la cual se inspiraba.

La parroquia de San Pedro de Montmartre de las monjitas pasó al de Georges Clemenceau -el alcalde de esa época-, con sus cabarets nocturnos, como Le Moulin Rougey su pianista Erik Satie, Le Chat Noire y otros, y famosas artistas como la cantante Yvette Guilbert, la actriz Marcelle Lender o la bailarina Jane Avril. Hogar de artistas, igual que Montparnasse o el Barrio Latino (lugar de Baudelaire y después de Gabo), vio desfilar a grandes virtuosos de los pinceles como Jongkind y Pissarro, después Picasso, Modigliani, Van Gogh, Matisse, Renoir, Degas, Utrillo y, claro, a Tolouse-Lautrec. Los primeros bistró serán punto de encuentro gastronómico, cultural, artístico, etílico y más; todo el desenfreno posible frente al señorío parisino.

Un buen día de 1881 aparece en París un joven de la nobleza francesa, Henri Marie Raymond Conde de Toulouse-Lautrec-Montfa, con deseos de ser pintor. Apoyado por su tío Charles y unos cuantos pintores amigos, llega al estudio de León Bonnat, y pasa después al de Fernando Cormon, donde conoce a Van Gogh. En 1884 ya residía en la Colina Sagrada de Montmarte, epicentro de la bohemia, donde se relaciona, ahora sí, con el gran boom artístico que allí se daba por esas calendas. La pintura aportaba nuevos movimientos, particularmente el impresionismo, del cual se nutre Tolouse-Lautrec, contrastando con el fino Art Nouveau parisino.

Su fascinación por la vida nocturna frente a la bucólica de su natal Albi le hizo asiduo visitante de los sitios de diversión, constituyéndose ahora en motivo de su obra pictórica, de ambientes cerrados e iluminación artificial: cabarets, prostitutas, actores, bailarines o burgueses. T

enía particular atracción por la gesticulación de sus personajes y en sus cuadros se burlaba de la hipocresía de los poderosos, que en público siempre critican lo que en privado gozan, quizás como desquite por el rechazo de los nobles debido a una enfermedad genética de manifestación ósea que lo convirtió en un hombrecillo contrahecho por el acortamiento de sus fémures a causa de fracturas patológicas.

Sus primeros clientes, los dueños de los cabarets, le pedían carteles promocionales y Lautrec se entusiasma con ellos, dedicándoles mucho tiempo; dibuja todo cuanto en esos sitios le pasaba por sus ojos. Gran amigo de Jane Avril, le dedica varias obras, así como a personajes en los que se refugia. Pintó al escritor Oscar Wilde, y preparó el folleto para el lanzamiento de "Salomé".

Los traumas de su primera vida lo conducen ahora al refugio de la bohemia y los vicios, donde se sentía cómodo y no apartado, como en los salones chic de París, por su extraña figura. Rechazó las expresiones de los impresionistas, principalmente los paisajes y figuras trajinadas (Monet, Renoir y Degas): creía que lo verdaderamente valioso era la gente del pueblo, y se consideraba un cronista social, original y valiosa expresión artística.

El alcohol ahora cobra por ventanilla, y el joven noble es presa de sus garras: entre los delirium tremens y los episodios de locura (disparó a las paredes de su casa porque las creyó llenas de arañas), terminó recluido en un sanatorio mental, donde pintó temas circenses. Regresó a la casa materna de Burdeos, donde finalmente muere. El pintor noble, nacido hace 150 años (24 de noviembre de 1864), fallece muy joven, de 36 años, el 9 de septiembre de 1901.
Pintor prolífico, dejó una obra que mucha de ella se conserva en el Museo Tolouse-Lautrec en el Palacio de la Berbie de Albi.

Es característico su estilo fotográfico y espontáneo, en el cual capta momentos y expresiones de sus personajes, donde aparece alguna influencia japonesa en el encuadre de la luz y en los marcados bordes. Dibujante excepcional e ilustrador, pudo vivir de su obra, donde el óleo es escaso Muchas de sus obras son ahora parte de las colecciones de museos públicos y colecciones privadas.

En su memoria, se realizaron 3 películas: Moulin Rouge (1952), Lautrec (1998) y el musical Moulin Rouge (2001).
(Asesoría de la pintora y profesora de arte Gabriela Pacific Gnecco).