La Alianza con Dios

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alberto Linero Gómez

Alberto Linero Gómez

Columna: Orando y viviendo

e-mail: palbertojose@hotmail.com



En el bautismo todos hemos hecho una alianza con Dios. En ella nos hemos comprometido a ser suyos y Él se ha comprometido a ser nuestro Dios. Todos los días debemos vivir cumpliendo esa alianza, que es siempre bendición, liberación, crecimiento y felicidad para nosotros mismos.

Una de las dificultades que tenemos hoy es que hemos entendido el bautismo como un acto y no como un proceso existencial. Por eso muchos aunque bautizados no cumplen los compromisos de la alianza hecha.

Hoy la pregunta que me hago es ¿qué pasa si rompo la alianza que tengo con Dios? tengo que decirte que a Dios no le pasa nada. Él sigue siendo Dios. El que tú decidas romper el lazo que te une con Él no le hace daño.

Pero estoy seguro que a ti sí te perjudica romper esa alianza. Hay que dejar claro que rompemos la alianza con lo que llamamos pecado.

Esto es cuando actuamos en contra del modo que su alianza nos pide. En la historia de salvación se nos muestra por lo menos tres consecuencias del rompimiento de la alianza:

1. Se pierde la libertad. Al contrario de lo que muchos creen estando con Dios se es libre. En el pecado se es esclavo. Distanciarse de Dios nos lleva a perder la posibilidad de decidir libremente y nos lleva a estar atrapados en la "obligación" del pecado.

Los que rompen la alianza con Dios terminan siendo esclavos de sus emociones, de sus complejos, de sus tentaciones, y terminan viviendo en medio del pecado sin poder decidir otra cosa. El que es libre en la presencia de Dios lejos de Él se hace esclavo.

2. Se vive la gran necesidad. El hombre está hecho para Dios. La sed del corazón del hombre sólo la sacia la presencia de Dios.

Cuando Dios no está en nuestro corazón porque lo hemos echado de él entonces comenzamos a sufrir una gran necesidad que tratamos de llenar con tantas realidades que nos hacen revolver en nuestra limitación.

Normalmente lo que usamos para tratar de saciar la sed del corazón -que es sed de Dios- termina destruyéndonos. Cuantos creen que pueden llenar el vacío de su corazón con alcohol, drogas o sexo desenfrenado y lo único que consiguen es que cada día su vacío sea mayor y sufran más.

3. Nos degradamos. El pecado nos lleva a las peores situaciones, busca que nos sintamos lo peor y que no queramos salir adelante. Lejos de Dios llegamos a las peores actuaciones, con manifestaciones que distan mucho de lo que valemos y somos.

Nos revolvamos en nuestra propia miseria y nos destruimos. Las absurdas y grotescas noticias que leemos todos los días son la prueba de cómo el hombre se degrada por estar lejos de Dios. Hemos sido creados para estar en relación con Él, lejos de Él la vida no tiene sentido.

Es por eso que continuamente te invitamos a vivir tu alianza con Dios, a no dejar que nada te aparte de Él y gozar todas las bendiciones y los dones que te está dando.

Disfruta su presencia. Goza la fiesta de estar en una íntima relación con Él y de todo lo bueno que tiene para ti. En ninguna otra situación estarás mejor que estando en la presencia de tu Dios.

Evita romper la alianza con Dios, recuerda que el que sufre, eres tú mismo. Dios sigue siendo Dios si tú rompes tu alianza con Él pero tú vivirás los peores momentos y no serás feliz. Es el momento de vivir a plenitud tu alianza con Dios y tratar de ser cada día un mejor ser humano. La vida te la ha dado Dios para que disfrutes y vivas en plenitud. ¿Qué compromisos tienes con Dios? ¿Los estás cumpliendo?