Escasos mensajes de reconstrucción social

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ramón Palacio Better

Ramón Palacio Better

Columna: Desde el Centro Azul

e-mail: ramonpalaciobetter@yahoo.com



En estos momentos de la vida colombiana y en la que nuestras economías están esperanzadas en que se invadan los espacios públicos, con mejores fundamentos reales para un mejor equilibrio integral y lograr unas convenientes expectativas de progreso a pesar de la enorme crisis en la que vivimos, es muy importante que logremos en medio de todo lo que nos ocurre, proteger a los niños.

Puesto que son quizás el grupo de vida más vulnerable, frágil e indefenso de nuestra sociedad.
Lograr proteger y amparar a nuestros niños es comprender sus preocupaciones, sus angustias, sus aflicciones, sus penas, sus tristezas, sus inquietudes y hasta sus desconsuelos.

En estos momentos de alarma y desconfianza en la vida de la sociedad Colombiana, por las innumerables insurrecciones al orden público, debemos mantenernos, sin lugar a dudas, muy cerca de ellos, hoy más que nunca. Ellos están recibiendo unas cantidades dosis de angustia y de ansiedad, por los desprevenidos actos de violencia que estamos emitiendo y procesando a diario los adultos, sin darnos cuenta.

Por ello, creo sinceramente, que les debemos dedicar más tiempo a los niños y también sepamos escucharles con la debida atención y no simplemente, por oírlos, nada más. No debemos traspasarles, ni trasladarles, ni mucho menos cederles, nuestras angustias y continuas preocupaciones.

A los niños hay que hablarles la verdad de lo que nos está sucediendo, pero con especial cultura pedagogía para que logren entendernos, creo que de esta manera podrán aumentar su especial libertad y común autonomía.

Hay muchas circunstancias, que no entienden, ni perciben los niños, hay informaciones que no pueden comprender, ni intuir, pues, las consideran inútiles porque no las interpretan, y desde luego, pueden aumentarles mucho más, los niveles de angustia y de desconsuelo.

Debemos evitar ante ellos, esas penosas expresiones de soberbia y desesperación, como también los términos, las palabras y las informaciones cuyo aspecto y actitud son ciertamente enigmáticos, apocalípticos.

Cuando en casa los padres promovemos expresiones a diario muy fuertes, como "Esta joda cada día está peor" o "Nojoda, hasta cuándo van a seguir jodiéndonos", o también al leer las delicadas situaciones de delincuencia, de guerra, de crímenes, de secuestros y de quien sabe cuántas cosas horribles que actualmente se llevan a cabo en Colombia, expresiones como: "Esta mierda se jodió", "Este país está vuelto mierda", "Cada día estamos peor". En fin una y otra expresión que no tenemos en cuenta que los niños las están oyendo también y a diario.

Evidentemente nuestros niños pueden tomar estas expresiones literalmente, muy seguramente, lo más probable es que las calquen. De inmediato, piensan que algo malo está sucediendo por fuera de la casa, seguramente se previenen o quién sabe hasta qué niveles de preocupación, angustia y desesperación los llevamos, por no prever estas temibles expresiones ante nuestros infantes.

Los medios de comunicación también deben tener en cuenta estas claras, ciertas y palmarias consideraciones. Cuando las imágenes de la terrible violencia callejera, ocupan los principales espacios públicos y no se explican en ellos cuales son los conflictos de intereses en el contexto político y social de Colombia; todos los días se están mostrando a los niños de nuestro país, las imágenes vacías de un contenido que en nada contribuye, ni sirve para entender o comprender lo que realmente está pasando en la República.

Estimo que, esta ignorancia por lo que no se explica, aumenta en los niños las angustias, por no saber lo que realmente está sucediendo en su país, ni lo que están haciendo por estas cosas, los que manejan el gobierno.

Otras expresiones y términos que se utilizan a diario en la actual crisis económica o las utilizadas en busca de las soluciones, como: "¿Encuentro de Productividad y Competitividad?",

"¿ La Gobernabilidad?", "¿Los Guerreris-tas?", "¿la tregua?", "'¿Estamos en guerra?", "Proceso de Paz", "¿post-conflicto?", "¿La Reinserción de los alzados?", " ¿El Libre Comercio?", "¿La Aplicabilidad de la ley?", "Un collar bomba", "Las Minas Quiebra patas", "Los Narcoterroristas", "Los Narco-políticos", "Los Acuerdos de Paz", "La Zona de Distensión",
Estas son unas de las tantas e innumerables expresiones que han invadido también el espacio público de los colombianos durante los últimos años.

En este contexto debemos prestar más atención a los niños y recordemos, por sobre todo, que no tenemos derecho a quitarles las esperanzas.

No olvidemos nunca que, sin que ellos lo sepan, los niños todos los días nos dan más vigor, fuerzas y razones para seguir luchando por un rumbo mejor, aun cuando sabemos que en el gobierno nacional, aún existen pocos mensajes y programas más serios para la reconstrucción social de nuestra Nación.