Diga no a la piratería

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Recomiendo al Consejo Privado de Competitividad y al Cepec, que hagan una rueda informativa por todo el Magdalena para que le expliquen al gobernador y a todos los alcaldes y concejales, cuales son las implicaciones de que el departamento haya ocupado el puesto 20 entre 21 como uno de los menos competitivos.
El estudio evidencia que en materia de competitividad ha habido un retroceso, siendo uno de los grandes lunares la educación. Así como la competitividad del país es la suma de la competitividad de las regiones, la competitividad del Magdalena es la suma de la competitividad de los municipios.
No todo fue negativo en el estudio, ya que en algunos aspectos estamos en el promedio, pero la evaluación final nos dejó muy mal posicionados. ¿Por qué no hemos avanzado? Esta es la pregunta que tenemos que hacernos, y a su vez hacerle al gobernador y a los alcaldes. Peor, hemos retrocedido en términos comparativos y esta es una pésima noticia.
Creo que todo esto es la consecuencia de que en el Magdalena y sus municipios hemos perdido y desperdiciado más de una década. Desde hace algún tiempo se evidencia falta de liderazgo y falta de que a nuestros gobernantes les duela su ciudad y su departamento.
Todos sabemos que aquellos que se han hecho elegir en los últimos tiempos, lo han hecho por medios cuestionables y para propósitos aún mucho más cuestionables. Tanto así, que creo que no se falta a la verdad cuando se dice que poderes oscuros en el Magdalena se han apropiado de lo más sagrado para los magdalenenses, y para cualquier pueblo: salud y educación.
Quizás por esto no debería sorprendernos que la educación esté tan mal. Alguna vez, alguien me comentó que muchos de los primeros pobladores de Santa Marta se fueron para otro lado cansados del constante acecho de los piratas. Cualquiera pensaría que estos son apuntes de historia, pero nadie pensaría que es el presente. La historia de todo nuestro departamento en un poco más de una década, ha sido de acecho permanente y saqueo a las arcas públicas. Solo les ha faltado la pata de palo y el parche en el ojo porque todo lo demás lo tienen.

¿Cuándo seremos capaces de sacudirnos de este letargo y de esta infamia? Esta ha sido una oscura noche que ha durado demasiado, y que a su paso solo ha dejado pobreza y desesperanza. Estamos pagando un costo social demasiado alto para el beneficio personal de unos cuantos. ¿Dónde está la justicia? Porque la de nosotros no ve nada de nada ni dice nada. ¿Será que si existe?
Mientras no haya sanción ejemplar, los piratas seguirán haciéndose elegir y haciendo de las suyas a costa del pueblo. Se inicia un nuevo ciclo electoral, y me pregunto si algo cambiará, o simplemente serán elegidos los mismos en cuerpo propio o ajeno, a pesar de todo el daño que han hecho.
El desmadre de la competitividad del departamento debería hacernos despertar. Una vez conocido el mal, la pregunta es cómo curarlo, y en nuestro caso no se ven soluciones a la vista. El panorama del departamento es sombrío; para hacer un comentario ponderado y no caer en el pesimismo.
Como la esperanza es lo último que se pierde, esperemos que entre los muchos candidatos a las próximas elecciones haya opciones viables que estén dispuestas a darle un giro de 180 grados a nuestra situación actual y recuperar para todos, lo que hoy está en manos de unos pocos.



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