El legado de Uribe Uribe

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Rojas Centeno

Carlos Rojas Centeno

Columna: Opinión

e-mail: carlosrojas9114@outlook.com


Quizás cuando don Jose Ezequiel Rojas publicó en el periódico el Aviso el artículo titulado "La Razón de mi Voto" y expone las ideas y las razones del porqué votará por Jose Hilario Lopez a la presidencia de 1849- 1853 y en el cual entrega el punto de partida del ideario y el programa de una agrupación política quien él denominó liberal, no se imaginó él, que en las filas de la naciente corriente ideólogo-política estuviera una de las figuras públicas de la historia de Colombia al nivel de grandes Líderes como Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander: Rafael Uribe Uribe.
Uribe Uribe como comúnmente es conocido, nació en Valparaíso Antioquia, era el tercero de diez hermanos, quien a sus diecisiete años se alistó en las filas militares comandadas por Julián Trujillo para contrarrestar los abusos de las tropas Conservadoras, ese mismo que se hizo elegir como representante a la Cámara para 1896 por el partido liberal y, llegar a convertirse en el único parlamentario de sangre liberal ante la hegemonía conservadora la cual impresionó y contrarrestó, esta vez no fue con pólvora ni sable, sino con sus brillantes intervenciones demostrándole que era más peligroso para el régimen con sus ideas que en campañas militares.
Pero hoy, cien años después del magnicidio del General Uribe Uribe, no se sabe aún a que obedeció este vil crimen. Aunque muchos pensamos que fue el odio oscuro del poder Conservador de la época que quiso apagar la llama del ideario liberal que representaba el General.
Los que somos partidarios de los principios, ideas y programas del Glorioso Partido Liberal, hemos heredado de este Gran Hombre las bases de un pensamiento siempre comprometido con la consecución de la Paz de nuestra Colombia. Y hoy tienen plena aplicabilidad las enseñanzas de este prócer, a quien no le temblaron las manos para entregar su arma, dejar de ser un belicista y convertirse en un precursor de la Paz. Hoy cien años después de su muerte, esta es la mayor lección dada en la Historia de Colombia, pues un Hombre de muchas batallas se despidió como soldado de campaña para defenderse y trabajar como ciudadano, renunció a ser revolucionario con las armas para ser un revolucionario agitador en el campo de las ideas.
En el contexto en que nos encontramos hoy este es el mensaje que deben entender los opositores de los diálogos de la Habana, y empezar a trabajar por una Colombia Diferente, Tranquila y en Paz, evitar discusiones estériles y entregar su aporte para la consecución del fin del conflicto. Así lo hizo el General Uribe Uribe cuando firmó el Pacto de Neerlandia en 1902 renunciando a las armas para aportar desde otro ángulo al pueblo: las ideas sociales.
La Paz no es solo interés del Presidente actual y va más allá de un clamor Nacional, la Paz en un asunto que le interesa a todo el mundo, por eso la importancia que respaldemos ese laboratorio de Reconciliación y Paz que se gesta en La Habana y que se reflejará en Colombia y será vital para alcanzar una sociedad más justa, incluyente, equitativa y menos desigual, sin guerras, conflictos, drogas ni narcotráfico. Es hora que cualquier grupo guerrillero o paramilitar vierta en las aguas de la paz aquellos fusiles que tantas vidas inocentes se han llevado, es el momento para hacer una tregua permanente y convertirse en instrumentos de Paz, no mirar hacia al pasado y fijar su mirada en el presente y en el futuro próspero por llegar, sin avergonzarse sino que por el contrario enorgullecerse por el convencimiento de que las armas nos conducen por un camino distinto al de la Paz.