Uribe en La Habana

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jacobo Solano Cerchiaro

Jacobo Solano Cerchiaro

Columna: Opinión

e-mail: jacobosolanoc@hotmail.com

Twitter: @JacoboSolanoC



Es hora de abrir el debate sobre si es preciso o no, que un actor principal de la política, involucrado en la guerra del país deba estar en la mesa de negociaciones, en este caso, el expresidente Álvaro Uribe, quien representa un amplio sector de la sociedad, incluido un gran número de militares y grupos de ultra derecha, que no ven con buenos ojos como se lleva el proceso; situación que propiciaría una política de exterminio en contra de los guerrilleros que firmen la paz. Uribe, sin lugar a dudas, todavía cuenta con un caudal político que le permite controvertir los acuerdos y es el mismo Gobierno el que le ha dado esta potestad al responderle todo, siempre sale el presidente Santos, Humberto de la Calle o algún ministro a refutarle hasta un tuit. Vistas así las cosas, el gobierno no puede negociar al vaivén de los trinos de un expresidente que aunque tiene razón en algunos temas, tampoco tiene la verdad absoluta y genera un ambiente adverso a la paz, únicamente porque no admite que lo ignoren o lo encasillen como enemigo de la paz, máxime cuando se revela que él también, intentó buscar en varias ocasiones una solución negociada al conflicto.
En torno al hecho, ya se escuchan voces contrarias tan radicales como la de la exministra Cecilia López, "Dejemos a Uribe donde está, en el Congreso, donde cada día se enfrenta a un nuevo enemigo" o algunas más equilibradas como la del exministro Fernando Cepeda. "Dejar por fuera al 45% de la opinión expresada en las urnas en la segunda vuelta no es prudente, ni sabio, ni conveniente. Si algo requiere consenso es la paz". Quedan en el tapete varias cuestiones ¿Aceptaría Uribe ir a La Habana, cuando mil veces ha repetido que no negociaría con terroristas, mientras sigan atentando contra el país?¿Tendrá la suficiente grandeza Santos de considerarlo actor de la guerra e invitarlo a La Habana? ¿Lo recibirían las Farc, después de considerarlo su mayor verdugo? ¿Qué dirá Nicolás Maduro, quien no cesa de responsabilizarlo de todo lo que ocurre en Venezuela? Y en caso de que la guerrilla decida no aceptarlo ¿Qué haría Santos?, son muchas las implicaciones, pero es mejor abordarlas que eludirlas. Creo que la verdadera guerra en Colombia está ahí, en las extremistas posiciones políticas que no permiten que este país se reconcilie de verdad. Desde mi punto de vista, Álvaro Uribe, es preponderante como víctima y como representante de un grupo de colombianos que exige que se cumplan compromisos con justicia, verdad y reparación, puede resultar un escenario bastante complicado y tenso, con agresiones y exigencias; pero para consolidar una verdadera paz en Colombia, hay que abrir espacios y brindarle participación a todos los sectores políticos y sociales, por más duro y difícil que sea, en vez de seguirnos matando como salvajes. La afirmación de la columnista Natalia Springer es muy sensata "Santos puede ganarse el referendo por la paz con la mitad de los ciudadanos a favor, pero jamás vamos a consolidar la paz con la mitad del país en contra". Llegó el momento de pensar en una paz con todos y para todos.