Malala niña premio Nobel de la Paz

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Si ha habido un merecido premio Nobel de la Paz es el que acaba de otorgársele a una joven pakistaní cuyo nombre es Malala y así sin apellido es reconocida en el mundo. Ha madurado a base de enormes sacrificios, dolores en el alma y en el cuerpo, la han perseguido los talibanes y siguen empeñados en asesinarla. Su voz de protesta felizmente ha sido escuchada en todas partes del orbe con un eco tal, que por ello se le tuvo en cuenta para ese importante galardón.
Esta distinción por virtud de la paz es la de más reconocimiento de las cinco que se confieren anualmente, razón por la cual ha quedado casi siempre en cabeza de personajes de trascendencia pública internacional. Se concede este premio de la paz a aquellas personas naturales o personas jurídicas que han defendido las políticas humanitarias de los derechos humanos. Es el más singular y significativo y por consiguiente el de mayor renombre. Además se decide y entrega en Oslo Noruega, a diferencia de los otros que son adjudicados y dados en Estocolmo Suecia.
Han sido galardonados tres presidentes de los Estados Unidos a saber: Theodor Roosevelt en 1906, Jimmy Carter en 2002 y el actual Barack Obama en 2009. Nelson Mandela: apóstol de la paz en Sudafrica, Teresa de Calcuta: la religiosa de los desvalidos, Lech Walesa: líder sindical polaco, Willy Brand: político alemán, Martin Luther King: abanderado de los derechos civiles de los negros en los Estados Unidos y entre los latinoamericanos es de destacar Oscar Arias, presidente de Costa Rica y la única indígena la guatemalteca Rigoberta Minchú, entre otras cosas, ambos de Centroamérica.
Compartió este año Malala con el hindú Kailash Satyartthi, presidente de la marcha global contra el Trabajo Infantil. El comité que los enalteció puso de presente que había mérito en los galardonados "por su lucha contra la represión de los niños y de los jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación".
Malala a pesar de su juventud, por cuanto apenas tiene 17 años, se constituyó en consecuencia en la Nobel de la Paz más joven de la historia. No ha hecho otra cosa que luchar por el derecho de las niñas a la educación. Por defender su noble causa ha corrido todos los riesgos. Hace dos años un grupo talibán la atacó ferozmente, causándole heridas de gravedad. Este atentado ocurrió en su tierra pakistaní.
La salvaron los ingleses al trasladarla oportunamente al hospital Reina Isabel de Birmingham donde recibió la mejor atención de sus galenos y hubo necesidad de intervenirla quirúrgicamente. Le tuvieron que reconstruir el cráneo para que con esas operaciones se recuperase de esa brutal agresión talibana. Ha mostrado con su ejemplo que la autenticidad, la persistencia y la fe sin duda siempre han producido resultados.
Se vislumbra como una líder de su nación y del mundo, sueña con ser Primera Ministra de Pakistán. Ha afirmado: "ya no quiero ser médica sino política porque así puedo ayudar con más dinero en la educación". Su existencia es aciaga, dado que para ir a estudiar esta niña paquistaní desafiaba diariamente y exponía su vida ante una de las milicias más crueles, violentas y bárbaras, las cuales prohibían la asistencia de las mujeres a recibir clases o educación. Los occidentales es decir en este caso los europeos, especialmente en Inglaterra han dicho que ella: "No fue mártir pero se convirtió en un símbolo".
Ha escrito junto con su padre un libro titulado "Yo soy Malala" el cual es su biografía. En este texto igualmente intervino la periodista británica Christina Lamb. Se relata la desgracia de las mujeres en Pakistán, territorio independiente que surgió hace 66 años fruto de la división religiosa con la India inglesa y naturalmente cuenta la vida de esta heroína. Allí también se narra, que donde ella nació en el noroeste de Pakistán, solo se respeta, se celebra y se quiere al varón, consideran a la mujer solo para los oficios de cocina y después de los 18 años para procrear. Los occidentales no podemos entender ni concebir esta capitis diminutio del sexo femenino. Más en ese sitio geográfico esa es una realidad.
Es tan triste, trágica y macabra la situación en esa dictadura talibana que esos funda-mentalistas cerraron las escuelas femeninas. A las mujeres que caminan solas por la calle las matan miserablemente.
Está amenazada de muerte pero sigue en foros y en escenarios internacionales exponiendo sus tesis de que la mujer debe tener acceso a la educación. Le ha manifestado a su padre que le enseñó la defensa heroica de sus principios y de una vida mejor lo siguiente: "Nuestra voz se va a multiplicar, aunque la muerte llegue".
Es y seguirá siendo el portavoz de las mujeres y de las niñas para reivindicar la educación. Paradigma para todos por su valentía y convicciones.



Más Noticias de esta sección