Hablando un poco de metros…

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Desde los años cuarenta los bogotanos viven con la esperanza de utilizar el sistema de transporte conocido como metro. La capital de Colombia no solo se lo merece: lo necesita. ¿Por qué le decimos 'metro'? Pues porque es un apócope de 'metropolitano'. Hay que recordar, entonces, qué es apócope: recurso literario que consiste en omitir la parte final de una palabra. Por esa razón decimos 'San' en vez de 'Santo'; 'Nápoli' y no 'Napolitano' para referirnos al equipo italiano donde juega Camilo Zúñiga, en la ciudad de Nápoles. Pero volviendo al metro de Bogotá, sabiendo cómo son las cosas en nuestro país, su prevista inauguración en el 2021 seguramente se aplazará por causas que irán apareciendo poco a poco. De todas maneras, bienvenido el metro a Bogotá. Por algo se comienza; el de Medellín ha de servir de espejo para evitar los errores e inconvenientes que actualmente pueda presentar el modelo antioqueño.
El metro es el medio de transporte más utilizado en las grandes ciudades. El de Nueva York es una compleja red de vías sin la cual la gran urbe no podría funcionar. Diariamente usan ese medio de transporte en 'la Gran Manzana' cerca de cinco millones de personas; en Seúl, por su parte, sube al metro cada día un promedio de ocho millones de usuarios. Claro que no podemos comparar los 286 kilómetros del metro de Seúl con los 28 que tendrá el de Bogotá en sus inicios; además, la diferencia en cuanto a población de ambas ciudades también es abismal. El metro de Londres, construido en 1863, moviliza 976 millones de pasajeros al año. Son cifras a las cuales no llegaremos por ahora. En esas metrópolis muchas estaciones son amplísimas: en ellas hay almacenes de artesanías y productos variados para los turistas. En Nueva York es normal encontrar grupos de artistas en plena actuación para obtener algún dinero del transeúnte que se detenga a observar su espectáculo; es su 'modus vivendi' y así lo entiende el afanado viajero. Se sabe que el futuro metro de Bogotá, con una extensión tan limitada, no vivirá esas experiencias, incómodas a veces para los pasajeros. Pero cuando el metro crezca, estos inconvenientes serán inevitables.
Como se ha dicho, los grandes metros forman redes complejas en las cuales se cruzan trenes que van a todos los puntos de las ciudades. La mayor parte del metro de Nueva York recorre tramos subterráneos. Muchas estaciones ofrecen peligro para los pasajeros, principalmente en las horas de la noche; los casos de atraco y violación no son pocos. En París hay estaciones en las cuales el usuario debe recorrer largos pasillos, dentro de la misma estación, para tomar el tren de otra ruta; si lo prefiere, puede dejarse llevar por una banda móvil, como las que existen en los aeropuertos para el desplazamiento de los equipajes, pero en esos momentos puede sentir algún temor, sin fundamento casi siempre.
El metro de Bogotá será un alivio para los bogotanos, y una maravilla, como lo fue Trasmilenio en sus comienzos. De todo esto pueden sacarse conclusiones en pro y en contra. Las grandes obras generan grandes controversias. Pero al final de todo, aunque pasen muchos años y los recursos económicos parezcan insuficientes, la capital de Colombia tiene que marchar de la mano con el progreso. Así lo hizo Santiago de Chile y es hoy modelo admirado internacionalmente.



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