La teatralización del patrimonio cultural

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ramón Palacio Better

Ramón Palacio Better

Columna: Desde el Centro Azul

e-mail: ramonpalaciobetter@yahoo.com



La teatralización del patrimonio cultural supone rescatar el origen y la esencia nacional. Cuando se declaró el continente americano este descubrimiento les trazó a los europeos serios interrogantes. Uno de ellos fue lo relativo a los habitantes del nuevo continente, a quienes Colón creyendo que había llegado a las Indias le dio equivocadamente la denominación de indios. Descubridores y Conquistadores observaron que las costumbres y formas de vida de los americanos eran distintas a los hábitos europeos cuando observaron una gran diversidad cultural entre sus pueblos.
En el llamado Nuevo Mundo provocó diferentes reacciones al pretender transformar y disgregar en las sociedades indígenas la cultura de nuestros pueblos. Sin embargo creo que hablar de desintegración total o absoluta, me produce enormes dudas, cuando aun en muchos pueblos sobreviven en el siglo XXI, variedades de elementos que nos demuestran que esas culturas están vivas y continúan aun presentes.
Este interrogante nos conduce a plantear varias afirmaciones y porque la cultura es difícil de colonizar. El patrimonio cultural preservado en los diferentes museos americanos y sobre la forma de vida, costumbres y actividades de los individuos de esas sociedades sigue auténtico, no ha sido independizado, ni colonizado, afortunadamente en muchas regiones del continente se preserva de manera original de manera y forma extraordinaria. Para ello es necesario definir cultura y colonización.
Entendemos cultura como "la producción de fenómenos que contribuyen, mediante la representación o reelaboración simbólica de las estructuras materiales, a comprender, reproducir o transformar el sistema social, es decir todas las prácticas e instituciones dedicadas a la administración, renovación y reestructuración del sentido" (García Canclini 1984). Por el contrario colonización se define como la imposición económica, política y cultural por parte de una clase hegemónica a una sociedad a la cual domina. Esta clase hegemónica se servirá de un poder cultural que permite, imponer las normas culturales e ideológicas que adaptan a los miembros de una sociedad a una estructura económica y política arbitraria e inicua. Legitimar la estructura dominante, haciéndola percibir como la forma "natural" de organización social.
Ocultar la violencia que implica toda adaptación del individuo a una estructura en cuya construcción no participó (García Canclini 1984). Uno de los lugares donde se manifiesta ese poder cultural se evidencia como dijimos anteriormente en los museos y espacios de preservación y difusión del patrimonio cultural. Aquí en el continente americano entendemos por patrimonio cultural aquel conjunto de bienes y prácticas que nos identifican como nación, como pueblo, un legado que recibimos del pasado con tal prestigio simbólico que no cabe discutirlo. A través del patrimonio cultural de una nación, se manifiesta la ideología de los sectores hegemónicos, pero para que ese patrimonio sirva de legitimación a esos sectores debe ser puesto en escena, teatralizado. La teatralización del patrimonio cultural supone rescatar el origen, la esencia nacional (García Canclini 1990).
Los museos constituyen en si, uno de los principales espacios donde se realiza esa teatralización. La puesta en escena de los museos pone de manifiesto para el público, una continuidad histórica sin referencia a la ruptura producida por la conquista española. Esto muestra a los museos como una síntesis de la nacionalidad, por lo general en la mayoría de los museos nos dicen que la cultura nacional tiene su fuente en lo indígena. También se presenta lo indígena eliminando los rasgos de la modernidad; se muestra la vida de los aborígenes sin los objetos de producción industrial y de consumo. Sin embargo, a pesar de la utilización de "lo indígena" como forma de legitimación en la formación de los estados nacionales, la población indígena viva en Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y Venezuela, continúan ejerciendo una vigorosa resistencia. El hombre andino sigue creando y recreando de acuerdo a los patrones de su cosmovisión. Existen casos de sincretismo y armonía, pero en realidad, no existe, no hay una destrucción cultural total.
A pesar de haber incorporado elementos traídos por los españoles, elementos occidentales a través de las repúblicas establecidas en sus territorios y elementos de la cultura de las grandes ciudades modernas, nuestros pueblos americanos no han abandonado su propia cultura ancestral. Por consiguiente, no podemos hablar de una cultura totalmente independizada o colonizada. Esto puede observarse en la actualidad en las prácticas artesanales (cerámica, textilería), en la música, las danzas y las fiestas. El hecho que incorpore elementos foráneos no implica un retroceso, por el contrario, contribuye a mantener la cultura más viva por el proceso de recreación y adaptación que de ellos hace.