La indiferencia del mundo mientras arde la franja de gaza

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Noriega

José Noriega

Columna: Opinión

e-mail: jmartinnoriega@hotmail.com



Un muerto es una tragedia, tres mil muertos son una estadística.(José Stalin)
La historia moderna de la gobernabilidad de Palestina se remonta a una orden de administración territorial encomendada por la Sociedad de Naciones al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en Oriente Medio, después de la Primera Guerra Mundial, bajo el estatus de territorio bajo mandato. El territorio sobre el que se estableció correspondía a la región meridional del Levante mediterráneo, una región que el Imperio otomano perdió como consecuencia de su derrota en la guerra y aunque el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda administraban estos territorios desde 1917, el Mandato entró en vigor en junio de 1922 y terminó en mayo de 1948 y cobijaba los actuales territorios de Jordania, Israel y los Territorios Palestinos, separando la parte oriental y creando el Emirato de Transjordania.
El 14 de mayo de 1948, un día antes de la retirada británica de Palestina, se proclamó la creación del Estado judío que tomó el nombre de Estado de Israel: al siguiente día, 15 de mayo del mismo año, cinco ejércitos regulares de los países árabes vecinos (Transjordania, Egipto, Siria, Líbano e Irak) invadieron al recién creado Estado de Israel para destruirlo, dando inicio a la guerra árabe-israelí de 1948: sin embargo, luego de varias batallas y dos treguas, fueron derrotados por las fuerzas israelíes que siempre han contado con el apoyo y respaldo de los Estados Unidos.
En 1949 se firmaron en la isla de Rodas una serie de armisticios entre Israel y los países árabes (basados en las victorias militares del recién creado Estado judío) que fueron reconocidos por la comunidad internacional y la misma ONU. El armisticio determinaba que un 78% del territorio del viejo Mandato Británico de Palestina quedaba en manos de Israel, y pasaba a formar parte integral del territorio israelí y sus fronteras definitivas, mientras que el 22% del territorio restante -la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este- quedarían en manos del Reino de Egipto y Jordania. En los años posteriores las fronteras se irían modificando durante las sucesivas guerras árabe-israelíes en las cuales el estado judío ha ido arrinconando a sus vecinos con su poderoso ejército, de la mano de sus reputados halcones, y con el apoyo y la benevolencia de los Estados Unidos que ha sido permisivo y alcahueta de su incondicional e inmejorable aliado en la región.
Por todo cuanto acontece en la tierra palestina es que el mundo se muestra impotente frente al devastador poderío militar del que hace gala el estado hebreo y su intención de aplastar y pulverizar a los árabes que se niegan a aceptar a un vecino que a fuerza de imponer su voluntad, los ha ido arrinconando hasta el máximo punto de miseria y los descendientes de Ismael -el hijo extramatrimonial de Abraham y su sierva Agar- parecieran no tener futuro y simplemente se ilusionan con destruir al invasor que se ha apropiado de sus propios territorios y los tiene a ellos viviendo como parias en su propia tierra y corriendo despavoridos por la región, al punto que hoy en día cinco millones de palestinos anochecen en un lado y amanecen en otro.
Hace diez días el primer ministro Benjamín Netanyahu, so pretexto de destruir los túneles que intercomunican a los militantes de Hamas, dio la orden de que a territorio palestino ingresaran 18.000 soldados y arrasar todo lo que se moviera y de ese modo vengar la tortura a que fueron sometidos tres estudiantes israelíes que fueron secuestrados el 10 de junio y la consigna es acabar con Hamas, así para ello tengan que masacrar a todo un pueblo que ya no sabe para dónde correr pero que está dispuesto a vender cara su derrota y evitar que su pueblo desaparezca, sobre todo cuando el invasor reclama y justifica su accionar con el pretexto de que el Movimiento Hamas guarda y camufla armas en medio de la población civil.
La franja de Gaza y Cisjordania son dos territorios palestinos gobernados por la Autoridad Nacional Palestina, organización controlada por Fatah, -otrora dirigida por Yasser Arafat- y que en los últimos tiempo ha moderado su accionar, al punto de reconocer el derecho de existir de Israel y últimamente ha gobernado la región en compañía de Hamas, un grupo islamita que niega la existencia del estado israelí y así ha gobernado y mostrado sus dientes para obligar a los judíos a reconsiderar su accionar y entender y aceptar la coexistencia de ambos pueblos, pero ante la falta de entendimiento de unos y otros, cada uno de ellos se siente con derecho para masacrar a su enemigo y, mientras tanto, el mundo, comenzando por las Naciones Unidas y el gobierno de Estados Unidos, pasan de agache y se hacen los de la vista gorda y muestran su total indiferencia para permitir, alcahuetear y cohonestar una nueva masacre de la modernidad, como si los palestinos fueron seres humanos de inferior categoría.