Centro histórico de Santa Marta debe ser patrimonio de la humanidad Julio 25 de 2014

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ramón Palacio Better

Ramón Palacio Better

Columna: Desde el Centro Azul

e-mail: ramonpalaciobetter@yahoo.com



No cabe la menor duda, que El Centro Histórico de la ciudad de Santa Marta debe ser propuesto y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La indudable y legendaria tradición ancestral de la ciudad desde su fundación en 1525 la han convertido sin lugar a dudas en la primera lección de historia y también de urbanismo en Colombia; las primigenias e importantes actividades urbanas y de planificación para el desarrollo, se efectuaron con un relevante mérito en ese entonces y desde las áreas pertenecientes al Centro Histórico, que además la convirtieron en la primera ciudad fundada en Colombia, también recibió como ninguna otra ciudad a Simón Bolívar, El Libertador, quien muere aquí, en la Quinta de San Pedro Alejandrino, hacienda que desde entonces hace parte fundamental después de 1830, del complejo y rico Patrimonio Histórico y Cultural con el que además cuenta la ciudad fundada por Don Rodrigo de Bastidas.
Desde las áreas que hoy componen El Centro Histórico, los Gobernadores de la Provincia de Santa Marta en aquel entonces, expidieron los decretos oficiales, permitiendo a los Conquistadores Españoles, expedicionaran el interior o altiplanicie del país y comenzaran a fundar otras ciudades de Colombia. Desde aquellas épocas y hasta ahora El Centro Histórico, ha llegado a ocupar un área territorial aproximadamente entre 3 o 4 kilómetros cuadrados, divididos ordenadas manzanas trazadas a manera de reticulares (domino) perfectamente encuadradas en torno a una plaza central, (primera plaza pública) cuyo eje central de composición institucional aún se mantiene. El Centro Histórico cuenta además con espacios públicos de un inmenso valor histórico y patrimonial, la Plaza de la Catedral, La plaza de San Francisco, El Parque de los Novios, El Parque San Miguel o del Cementerio y el Camellón exitosamente remodelado durante la alcaldía del Arq. Jaime Solano, en estos momentos.
Manzanas reticuladas que fueron construidas, urbanizadas y provistas de las necesidades de infraestructura y utilizadas en dicha época. Se construyeron varias edificaciones que sin lugar a dudas deben ser declarados Monumentos o Bienes inmuebles de interés cultural como igualmente de Conservación Arquitectónica del Centro Histórico y hacer parte fundamental de este inmenso Patrimonio de la Humanidad, con el que contamos, La Basílica Catedral, La Iglesia San Francisco, La Iglesia de San Juan de Dios, la sede de la Corporación San Juan de Dios, El Palacio de Justicia, El Edificio donde funciona la Alcaldía o Distrito de Santa Marta, el Edifico donde funciona el Honorable Concejo Legislativo, El Edificio San Juan Nepomuceno, el Teatro Santa Marta, la Casa de la Sociedad Bolivariana del Magdalena y otras más edificaciones de tradicional esencia muy importantes y extraídas de una enorme lista de los componentes urbanos catalogados de gran variedad antropométrica de originales estilos constructivos. Aun en la actualidad podemos afirmar que su entorno está constituido con elementos envolventes de suficiente integralidad; con una densidad alta en edificaciones para uso residencial, maltratadas y deterioradas por el tiempo en su mayoría, pero a pesar de ello, preservan un estilo colonial muy fuerte y acentuado. Volúmenes clásicos, de tipología colonial que mantienen con esplendidez armoniosa su variada arquitectura de incuestionable carácter y jerarquía tradicional.
El Centro Histórico, según datos que hemos podido obtener, en los años setenta lo habitaban 20 mil personas aproximadamente, en la década del ochenta, se elevó a 25 mil y en la década de los noventa, descendió a 18 mil y en lo que llevamos hasta hoy, algunos aseguran que tan solo habitan en las residencias del Centro Histórico, aproximadamente unas 10 y 12 mil personas únicamente. De manera que en el ayer el Centro Histórico fue mucho más habitado que hoy. Producto quizás, de las continuas alteraciones urbanas que afectaron la normalidad del Centro Histórico, los bruscos e inmediatos cambios surgidos o que impone el desarrollo urbanístico moderno, altero su tradicional pulso urbano cotidiano y logro el desplazamiento de las familias a otros sectores de la ciudad, en desarrollo urbano. La continua permisividad existente a finales del siglo pasado, lograron transformar equivocadamente, algunos espacios y edificaciones tradicionales construidas por especialistas alarifes españoles; a pesar de las rigurosas normas existentes en la actualidad, es indudable y manifiestos los errores ocasionados por las modificaciones que acompañan a la modernidad que ha generado una exagerada concentración poblacional institucional indetenible.
Sin lugar a dudas, en la actualidad existe un riguroso régimen urbano de control físico, del Centro Histórico, que definió normas para el uso del suelo y su intensidad ocupacional, también restringió las alturas y los parámetros, retiros espaciales de construcción, para proteger convenientemente este enorme y caracterizado Patrimonio Urbano, con el cual contamos los Samarios y especialmente quienes habitan en estas áreas del Centro Histórico. Sin embargo, aún falta adoptar e implementar más medidas de protección y desarrollo; El Gobierno Distrital debe proponer al Gobierno Central y a las Entidades Financieras del Orden Nacional con carácter urgente, las suficientes ayudas para implementar y poner en marcha un fideicomiso en el Centro Histórico, que mejore, promueva sustancialmente el retorno habitacional y podamos rescatar la calidad urbana, tanto de los usos del suelo, como de las condiciones arquitectónicas y constructivas de las edificaciones circunscritas.
La implementación de nuevas normas, que agilicen y permitan la transferencia y descentralización de potencialidades existentes. El Gobierno Distrital, a pesar de los notorios esfuerzos que desarrolla actualmente en el Centro Histórico, debe realizar una consulta pública, que contenga estrategias más caracterizadas por su integralidad física y económica y podamos atender de mejores formas y maneras el Centro Histórico de esta hidalga ciudad. Conclusiones que no solo contengan la protección de tan importante patrimonio arquitectónico, histórico, cultural y religioso con el que contamos, sino que además, impulsen el desarrollo y la transformación económica, social de sus habitantes y moradores, facilitando más funciones urbanas que actualmente el Centro Histórico todavía no cumple en beneficio del resto de la ciudad.