Maestro de maestros de la milicia y de las letras

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Ha tomado el camino hacia la eternidad Alvaro Valencia Tovar, un gran soldado, un General insigne, un escritor prolífico, un columnista destacado, un pensador militar, un verdadero estratega, un hombre de letras, un historiador profundo, es decir un ser superior, por cuanto sin duda abarcaba con creces y con sabiduría extrema todas las facetas de la inteligencia.
Quienes tuvimos el privilegio de ser sus amigos, pudimos de cerca vislumbrar y apreciar sus calidades humanas, su señorío, su caballerosidad, su don de gentes, su capacidad intelectual, su patriotismo y su amor por su arma de la divisa roja, por su ejército, por sus Fuerzas Militares y desde luego por Colombia.
Sus discursos en español o en inglés, dado que dominaba este segundo idioma, causaban siempre asombro y admiración por su erudición, facilidad de palabra y hondura de pensamiento. En Bucaramanga donde estuvo como Comandante de la Quinta Brigada, recuerdo en una oportunidad unas palabras que pronunció primero en español y luego en inglés, con motivo de la visita de un General de los Estados Unidos invitado por él, en las cuales todos los asistentes estupefactos y absortos, lo aplaudieron en forma ensordecedora.
De la misma manera comentaba en sus exequias un Señor Coronel, quién estando en Corea en una misión diplomática, con ocasión de un acto en el cual el General Valencia fue el principal expositor, dejó absolutamente sorprendidos y admirados a todos los coreanos y americanos que estuvieron presentes.
Creo que en múltiples escenarios brilló como un excelente orador y lógicamente sí había otros intervinientes, se eclipsaban u opacaban frente a ese maestro de la oratoria.
Su memoria era prodigiosa y a los 94 años edad que tenía cuando murió, aún recordaba pasajes históricos, con fechas, lugares y anécdotas, que daba gusto escucharle.
Los recipiendarios de las Academias de la Lengua y de Historia y quienes lo conocieron en el desempeño de sus funciones como Comandante en sus diferentes grados, evidenciaron y pudieron deleitarse con sus múltiples participaciones orales, trabajos puntuales y escritos diversos. Además en sus más de 12 libros publicados, siempre aportó cosas importantes, relatos significativos y vivencias y remembranzas trascendentales que tenían que ver con nuestros hechos históricos.
Ayudó a crear varios centros universitarios de singular valía, entre otros es de resaltar El Cesa, cuyo aviso de invitación a sus exequias hacía referencia al "maestro de maestros".
En las Escuelas de formación, desde la Escuela de Infantería su querida arma hasta la Escuela Superior de Guerra, pasando naturalmente por el Alma Máter de las Fuerzas Militares, es decir la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, fue profesor emérito y a su vez ejerció como catedrático de varias universidades nacionales e internacionales.
Como combatiente en los grados subalternos, de Teniente y Capitán tuvo los bautizos y experiencias de fuego en una guerra regular, la de Corea, donde participó Colombia con soldados de tierra y mar. Aquí vale la pena citar un párrafo del libro Vivencias de un Ideal del General Gabriel Puyana, en el cual describe actuaciones valerosas del oficial Valencia de tres estrellas así: "Solo la patrulla de Serrano tuvo contacto. El capitán Valencia S2 por tratarse de una misión de reconocimiento, dirigía la acción; en un gesto de valor y entusiasmo resolvió asumir personalmente el mando del pelotón del Subteniente Serrano". En este encuentro hubo once hombres heridos, afortunadamente sin mayor gravedad.
En su condición de oficial superior y de General ocupó los cargos de mayor jerarquía y compromiso, como Comandante de la Escuela de Infantería, de la Quinta Brigada, Director de la Escuela Militar y Comandante del Ejército, su último cargo antes de pasar a la reserva activa.
Comandando la Brigada cuya sede es la ciudad de los parques esto es Bucaramanga, produjo dos hechos importantes. El primero la baja de su amigo el sacerdote Camilo Torres y el aniquilamiento del Eln. Sin embargo en el instante en que iba a dar el golpe final a este grupo subversivo, el presidente Alfonso López ordenó el cese de operaciones. Ahí comenzó el pugilato verbal y las diferencias de criterio con ese primer magistrado en temas de orden público. En su mandato lo llamó a calificar servicios.
En sus funerales por cierto nutridísimos en la Escuela Militar, instituto que presidió como Brigadier General, se le rindió el merecido homenaje de despedida por este mundo terrenal. En los rostros del Alto Mando, del Obispo Castrense, de los oficiales generales, superiores y subalternos de todas las fuerzas tanto de la reserva activa como en actividad y de sus amistades, se notaba el sentimiento de pesar, la evidente tristeza y el acompañamiento de dolor por su partida hacia la inmortalidad.
Ha dejado el extinto General Valencia Tovar un legado de pulcritud, honestidad, hombría de bien, recia personalidad e integridad moral, que será paradigma no solo para el cuerpo castrense sino para todos los colombianos. Qué lástima que esas virtudes anteriormente mencionadas tienden a su desaparición o por lo menos cada día se perciben menos, sobre todo en quienes tienen altas responsabilidades en el Estado.