La familia en la vida de cada uno

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Escrito por:

Ramón Palacio Better

Ramón Palacio Better

Columna: Desde el Centro Azul

e-mail: ramonpalaciobetter@yahoo.com



En estos tiempos de las vacaciones de los pelaos, es necesario que volvamos a comprender y reflexionar lo que vale y representa la familia en la vida de cada individuo. La influencia de la educación familiar es lo que más se experimenta en los niños cuando empiezan su educación escolar. El entorno de la familia y de su medio social es un factor determinante durante la mayor parte de la enseñanza primaria.
En la familia aprendemos desde muy temprano, lo que está bien y lo que está mal, la familia además nos brinda una manera muy sincera, original y muy especial para que los niños obtengan la socialización familiar primaria, secundaria, para que luego sea más fructífera en la vida civil de cada individuo y también lista para posteriores aprendizajes. En la familia las cosas se aprenden de modo distinto a como tiene lugar el aprendizaje escolar, en el clima familiar existe en mayor grado la afectividad y el cariño de aquellos seres sin los cuales ninguno sabría cómo sobrevivir, ni amado por quienes más cuentan para nosotros, nuestros padres, hermanos, nuestros hijos, nuestra esposa, los abuelos.
La importancia del seno familiar en la formación de la personalidad de todo individuo de la sociedad, se proporciona en mayor grado que todos los demás. Goehte nos decía, que da más fuerza saberse amado que saberse fuerte, la certeza de que nos aman, nos hace invulnerables. Es en nuestra familia donde uno siente y se da cuenta de la eficacia de sentirse protegido y reconfortante. Aun cuando en algunos hogares nos falte uno de los padres o un miembro de la familia, lo que se aprende diariamente en la familia tiene una indeleble fuerza persuasiva, que nos sirve para toda la vida.
Evidentemente, los principios morales nacen en la familia, se acrisolan junto a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros hijos. La educación que obtenemos en la familia no es siempre útil para resistir las tempestades y convulsiones que nos da la vida. La falta de una educación familiar, no le permite al individuo, socializarse como es debido, no encajan socialmente, aunque en su trabajo sean excelentes, la eficacia de la educación familiar, en cualquier edad, se aprende y reflexiona en las propicias épocas de las Navidades, plenas de recogimiento y reflexión en familia.
Nuestros padres y abuelos, siempre nos decían que la educación se mama, y aunque en esos tiempos no estaba muy de acuerdo con estas consideraciones de los mayores, hoy creo, por lo que observo, que si existe algo de razón en esas expresiones de mis viejos. En la familia, en la educación familiar, se aprende hasta sobrellevar los traumas familiares que ocasiona a cada rato el mundo moderno. Hasta para los desastres, estamos preparados a soportarlos mediante la educación familiar.
Los síntomas que denuncian la ancianidad de nuestros viejos, son insignias de madurez, de cariño, de amor, de ternura, de unión, y de respeto que solo aprendemos a valorar en el nido familiar y durante la educación familiar. La crisis por la falta de autoridad en algunas familias, se pueden concertar especialmente en estos tiempos de regocijo y de amor; para poder ser adultos debemos ser primordialmente unidos, solidarios y educados en familia. Quienes no atienden y respetan hoy la autoridad familiar, mañana se la aplican las instituciones del Estado, pero a la fuerza.