Cero y van dos

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Escrito por:

Fuad Chacón Tapias

Fuad Chacón Tapias

Columna: Opinión

e-mail: fuad.chacon@hotmail.com



Y las elecciones terminaron en un suspiro. Menos de una hora después de haber cerrado las urnas, la Registraduría cumplió a cabalidad con sus deberes y nos degustó con un banquete de diligencia electoral en el conteo de votos, un lujo que no muchos países pueden darse. Atrás quedaron esas semanas de zozobra y polarización donde lo único que nos unió fueron los goles de Armero, Teo y James, demostrando que el deporte es el cemento de unidad social que la política nunca llegará a ser. Tendremos cuatro años de tranquilidad hasta que en 2018 vuelva a alzarse la vorágine de debates, publicidades, polémicas y alianzas.
Esta campaña no tendrá un lugar en el Olimpo de nuestra historia republicana por haber sido exactamente la más ejemplar. Pero su misma atipicidad la convirtió en una contienda de gran emoción, una reñida pugna donde hasta el último voto depositado contaría y podría llegar a ser definitivo. De un inicio bastante aburrido donde parecía que la ida a las urnas sería un mero trámite, la carrera evolucionó a un photofinish donde una nariz del 5% marcó la diferencia. Hubo ganadores y perdedores, se reconfigura el mapa político y quedan muchos retos por delante, sin mencionar al país altamente polarizado que queda de fondo.
Esta vez el presidente Juan Manuel Santos fue ungido para un nuevo período por una mayoría apretada, pero suficiente que le ha concedido el honor de habitar por los pasillos de la Casa de Nariño durante un rato más. Su agenda está copada con ambiciosas promesas que dejó en el aire y que deberá aterrizar para no ser víctima de sus ávidos contradictores que le harán un estricto control político auditándole cada paso que dé. Acabar con el servicio militar obligatorio, devolver las horas extras, completar la construcción de sus casas gratis, repuntar en las prueba Pisa y, quizás su punto más álgido, alcanzar la firma de la paz y la aplicación efectiva de una política de postconflicto.
El tiempo de la batalla por los votos ya pasó, ahora sólo queda acatar los designios escrutados, en una disciplina democrática que nos ha caracterizado desde hace décadas. El país decidió jugársela por la paz que se negocia en La Habana en un nuevo aire para la esperanza que, contra todo pronóstico, parece que aún reside entre los colombianos. Quizás esta sea la ocasión definitiva y tiene que serlo, aunque siempre se tiene el derecho de ser escéptico y con buenas razones, porque la fe de este país no resiste una desilusión más.
Cero y van dos para el Presidente. Aquí no hay más chances, será ahora o nunca para implementar su idea de país. Tal vez estemos ante un momento épico de la historia colombiana donde se verá la luz al final del túnel o tal vez no. Solo el tiempo lo dirá.
#Obiter Dictum: Solo por ganarle a Grecia el primer partido del Mundial hubo 9 muertos en todo el país, ¿se imaginan lo que llegaría a pasar si ganáramos la Copa del Mundo?



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