Los debates de candidatos presidenciales en la televisión

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Los debates públicos y de ideas tienen su origen en la versión más antigua de democracia, esto es en la democracia ateniense. Justamente en los países cuyo sistema es más democrático es donde hoy en día se pasan a los candidatos presidenciales al escrutinio televisivo, con el objeto de que el pueblo conozca a quienes quieren gobernarlo, es entre otras cosas una legitimación de las instituciones democráticas. Es darles la oportunidad a los conciudadanos de que el avance tecnológico en cuanto a la información se refiere, se tenga en cuenta para efectos de una votación presidencial.
Es una manera de mostrar el equilibrio, la imparcialidad y la transparencia, por cuanto allí no hay ni debe haber asesores, ni telepronter, ni preguntas conocidas de antemano. No hay guías, ni ayudas de ninguna clase para los participantes, no se puede aceptar preacuerdos y en consecuencia todos están bajo las mismas condiciones de presentación y las mismas reglas del juego.
En mi concepto se debería establecer una obligatoriedad en estos asuntos. Crear o institucionalizar un organismo o el mismo consejo electoral para que se encargue hacia el futuro de señalar el formato, las características del moderador, el número de encuentros, la fecha, el lugar, en suma se determine con claridad cómo sería el modus operandi para estos fines.
Lo más grave es que existe una normatividad al respecto, cual es la ley electoral de 2005, sin embargo es letra muerta, dado que no se aplica. En estos preceptos legales se contemplan tres debates de 60 minutos cada uno. Pero los medios privados de comunicación televisiva verbigracia RCN y Caracol han debido tomar la iniciativa, como lo han hecho en anteriores oportunidades. ¿Por qué guardaron silencio sobre este particular? La respuesta es evidente para todos los colombianos. Empero confío en que a última hora podamos ver aunque sea un solo debate.
Así en cada contienda electoral tendríamos a los aspirantes a la Presidencia de la República, explicando sus propuestas y defendiéndolas, apreciaríamos su capacidad comunicacional, su personalidad frente a las cámaras de televisión, sus modales, su manejo del idioma e incluso su presentación personal, es decir la audiencia televisiva puede formarse una imagen diáfana de cada postulante presidencial. Se puede observar su estructura intelectual, su facilidad para expresarse, el conocimiento de los temas, su claridad conceptual y de esa manera se poseen o se proporcionan más elementos de juicio a los electores.
No podemos olvidar que muchos candidatos con visibles probabilidades y en un momento de crecimiento o apoyo de su candidatura, pierden toda su fuerza por razón de su exhibición o asistencia a esas controversias televisivas. Eso ocurre en todas partes del mundo y aquí no somos ajenos a ello. Sin ir muy lejos Mockus en las pasadas elecciones fue víctima de esa situación y eso favoreció al Presidente Santos.
En Europa en esta era moderna es tradicional ver debatir a quienes pretenden estar al frente de los destinos de sus naciones. Suecia desde 1965, Países Bajos empezó en 1967, Alemania a partir de 1969, entre los alemanes se llaman los duelos en televisión. En Gran Bretaña se implantaron en el 2010 para los candidatos a Primer Ministro. En Francia es tal la importancia que por ejemplo Sarkozy le ganó las elecciones a Segolene Royal por su actuación televisiva.
En los Estados Unidos la democracia por excelencia, los debates en la pantalla chica han definido varias elecciones presidenciales, el más relevante se relaciona con el enfrentamiento entre John Kennedy y Richard Nixon, el cual le produjo dividendos al Presidente de la Alianza para el progreso. En América son normales en Canadá, México, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay, Brasil, Panamá, Costa Rica y Guatemala.
En Panamá en la última elección presidencial que acaba de sucederse, el candidato oficialista José Domingo Arias, es decir el del Presidente Martinelli no estuvo en los debates y se perjudicó notablemente. Ganó uno de los que estuvo debatiendo en la televisión Juan Carlos Varela.
Se puede afirmar que en la medida en que un país se caracteriza por su plena democracia, el debate televisivo es usual y en aquellos donde se debilita la misma o el sistema se separa de los principios democráticos, ciertamente no existe tal posibilidad.
Desde luego el candidato que está a la cabeza en las primeras encuestas, no debate para no poner en riesgo su ventaja, más aún si es candidato Presidente, como es el caso que nos concierne. Además si una de sus debilidades o deficiencias es aquella que tiene que ver con la palabra, pues con mayor razón no conviene que lo cotejen con aquellos que por el contrario se defienden con la misma. Sus asesores verdaderamente cumplen bien no dejándolo exponer a que se pierda su reelección por causa de un debate en televisión.
Siendo Colombia una democracia con todos sus defectos e imperfecciones estamos curiosamente coincidiendo con los regímenes dictatoriales y comunistas de Argentina, Venezuela y Nicaragua, en los cuales fueron reelegidos los actuales mandatarios Nicolás Maduro, Cristina Kirchner y Daniel Ortega, pues allí tampoco ha habido debates presidenciales de los candidatos en la televisión. ¿Estamos siguiendo esos ejemplos? No es conveniente, ni sano, ni democrático.