La urbanidad de Carroña

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Si usted es usuario frecuente de las redes sociales, le recomiendo que se aleje de ellas hasta después de las elecciones presidenciales, o que se abstenga de hacer comentarios. Los ánimos y las pasiones están tan exaltados que se ha perdido el respeto y la decencia, y hoy predomina la urbanidad de Carroña. Parece ser una epidemia generalizada porque como mas entender lo que le sucedió al lenguaraz Fernando Londoño.
En el caso de las redes sociales la situación es peor porque todo sucede en tiempo real. Facebook está convertido en un campo de guerra. Los comentarios ajenos o propios son verdaderos campos minados que dan lugar a reacciones francamente deplorables.
Por ejemplo, alguien comentó que iba a votar por Ramírez porque tiene la falda bien puesta, y alguien le ripostó que es lo único que tiene bien puesto porque todo lo demás lo tiene en desorden.
Otro preguntó cuál sería mejor Chuki uno o Chuki dos. Y enseguida comenzó el rifirrafe. Uno le dijo que es mejor Chuki uno porque a Chuki dos le gusta demasiado la mermelada de mora, y otro contestó que Chuki uno era una marioneta de poderes oscuros, y que por eso mejor Chuki dos porque ahí si se va a componer la cosa con lo de la paz.
El que formuló la pregunta, sorprendido preguntó que de qué estaban hablando, que él estaba hablando de la saga de Chuki, que estaba hablando de la película de terror. Y uno tuvo el descaro de pedirle que fuera claro porque eso se prestaba a otras interpretaciones y se podría creer que se refería a la saga de los Chukis, Chuki Zuluaga uno y Chuki Santos dos, y que película de terror es la que estamos viviendo los colombianos con la guerra sucia de las campañas políticas, con hackers, chuzadas, infiltrados y con escándalos, donde el último en la fila es mucho peor que el que le antecede.
Comentan algunos que van a votar por La Paz, candidata que no aparece en el tarjetón. Así se expresan los tímidos que no se atreven a salir del closet y a decir sin ambages que votarán por Santos. Todos los colombianos vamos a votar por la paz. Las diferencias surgen respecto a cómo lograrla. Unos votarán por la paz de los sepulcros y otros por la negociada.
Otro comentario decía que a Peñaloza ya no le interesa la Presidencia porque está a punto de recibir una jugosa oferta de Bayer, que lo quiere como la nueva imagen del Alkaseltzer.
No faltó el comentario del mamerto que pide que Clara López aclare su cercanía pasada con Varito, y según el comentario, semejante falta de criterio la descalifica automáticamente para ser Presidenta de Colombia.
Las redes sociales por estos días no son para hacer amigos sino enemigos a altas velocidades. ¿Sorprendernos? No, esto es lo que hemos hecho los colombianos por décadas. Matándonos porque no nos ponemos de acuerdo sobre cómo solucionar los problemas, mientras los problemas se crecen y nos desbordan.
¡Tranquilicémonos! Para la mayoría de los colombianos nada va a cambiar gane el uno o se reelija el otro. Vamos a seguir en lo mismo. Los que están empleados aferrándose al puestico y los desempleados aferrándose a las oraciones y viviendo del rebusque. Vamos a tener los mismos trancones, la misma inseguridad, los mismos corruptos con sus escándalos, vamos a pagar las misma cuentas, más impuestos, y haciendo paros por cualquier cosa. Seguiremos enviando a nuestros hijos a los mismos colegios y universidades que de poco sirven, y así sucesivamente. No en vano, la última encuesta concluye que hoy predomina el pesimismo entre los colombianos.
Entonces, dejemos la fatiga inútil y relajémonos. Dejemos de andar peleando con los amigos reales y virtuales y con el que se nos atraviese porque no apoyan nuestro candidato. Votemos como nos dé la gana y por quien nos dé la gana, o no votemos si no queremos. No votar en una democracia disfuncional y amañada como la nuestra no es faltar al deber ciudadano ni es pecado. Pero sobre todas las cosas, respetemos la opinión de los demás.
Señores, aquí no pasará nada gane el que gane. En el mejor de los casos, simplemente cambiaremos la mermelada de mora por mermelada de otro sabor. Muertos más, muertos menos, en esto consiste la "paz" que nos proponen todos los candidatos, mientras ninguno habla de cómo construir la verdadera paz, o por lo menos de manera creíble. ¡Seamos amigos!



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