¡Basta de historias!

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Oscar Bravo Rojas

Oscar Bravo Rojas

Columna Sociológica

e-mail: osbraro@gmail.com


"La principal asignatura pendiente de nuestros países y la única que nos podrá sacar de la mediocridad económica e intelectual en la que vivimos: la educación".

Este libro del periodista argentino, Andrés Oppenhimer, ¡Basta de historias, calificó como "un disparate total que los latinoamericanos estén tan obsesionados por el pasado". Recordó, por ejemplo, que México gastó unos 200 millones de dólares en los recientes festejos del Bicentenario de la Independencia.

"No digo que tenemos que olvidarnos de nuestros bicentenarios, pero nuestra obsesión por la historia nos distrae de las tareas más urgentes, la educación de nuestros países", afirmó. En este sentido, indicó que en los billetes, casi todos los países latinoamericanos imprimen las imágenes de sus próceres, mientras que en otras naciones se colocan las imágenes de alguna universidad o la palabra "educación".

En vez de invertir tanto tiempo debatiendo sobre dónde deberían descansar sus próceres, los presidentes latinoamericanos deberían dedicar más tiempo a debatir por qué los jóvenes de sus países están entre los últimos lugares en los exámenes anuales internacionales Pisa de matemáticas, ciencias y lenguaje; o por qué no hay ninguna universidad latinoamericana entre las 100 mejores del mundo del ranking del Suplemento de Educación Superior del Times de Londres; o por qué apenas el 2 por ciento de toda la inversión mundial en investigación y desarrollo va a Latinoamérica; o por qué según cifras de las Naciones Unidas la pequeña nación asiática de Corea del Sur registra 80,000 patentes anualmente en el resto del mundo, mientras que todos los países latinoamericanos juntos registran menos de 1,200.

Es hora de que Latinoamérica mire un poco menos hacia atrás, y un poco más hacia adelante. Y que sus presidentes cuenten menos historias, y se dediquen más a mejorar la calidad de la educación, la ciencia y la tecnología, nos sigue diciendo Oppenhimer.

Con respecto a la educación como base fundamental del desarrollo de los pueblos argumenta: "mejorar sustancialmente la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación no es tarea imposible. Pero sí tremendamente necesaria. La razón es simple: el XXI será el siglo de la economía del conocimiento."

"Sólo un gran acuerdo nacional entre grupos sociales, sindicatos y partidos puede convertir en prioridad alcanzar una educación de calidad para salir del hoyo y superar el atraso ancestral".

Los países que invierten en educación, en investigación y en tecnología, superan a los que se quedan como productores de materias primas o manufacturas básicas. Precisó que las sociedades latinoamericanas deben asumir la responsabilidad de la educación, la cual "no debe quedar en manos de los políticos ni de los gobernantes, ya que ninguno de ellos va a solucionar la calidad educativa".

"Los políticos sólo piensan en proyectos de 3 y 6 años, en construir un camino, un puente, un edificio de la escuela, en aparecer en la foto que les da un beneficio político, pero no eleva la calidad de la educación". Y añadió que "los ciudadanos han comenzado a tomar el toro por los cuernos y que en países como Brasil e Israel, diversos grupos sociales han centrado sus esfuerzos en colocar la educación en el primer sitio de la agenda nacional. Este es un movimiento que empieza a cobrar fuerza, en el que algunas organizaciones civiles promueven alianzas y pactos con todos los sectores involucrados, con partidos y con sindicatos para demandar que los objetivos educativos sean parte de una política de Estado. Los partidos y sindicatos pueden mantener discrepancias y pelear en todos los demás temas, pero en materia educativa deben establecer acuerdos".

A su juicio, el problema es de voluntad y decisión política, no de dinero., ya que América Latina gasta en promedio entre el 4% y 6% de su Producto Interno Bruto (PIB) en educación, mientras que China apenas destina un 2% de su PIB, pero lo invierte en calidad, por lo que ha creado universidades a nivel mundial. Además, advirtió la urgencia de trabajar con nuevos enfoques, acabar con la venta de plazas laborales, elevar los salarios a los maestros más destacados, evaluar a todos los profesores, premiar a los mejores y promover la "meritocracia".

Los maestros no quieren ser considerados un obstáculo a la educación, y considera que los sindicatos de maestros pueden participar en este cambio. "No hay nada imposible, en Brasil el movimiento logró poner el tema de la educación en segundo lugar de prioridades, solo después de la inseguridad", agregó, y reiteró: "la evidencia es clarísima: los países que apuestan por la educación son los que están saliendo del atraso económico y superando la pobreza".

Ojalá la clase dirigente nuestra, los que hacemos partes del sistema educativo colombiano y la comunidad en general tomen conciencia de lo anterior y busquemos mecanismos para hacer de la educación, la abanderada para el desarrollo que tanto necesitamos y adolecemos hasta hoy.