No conozco ni por el forro el libro de Adolfo Hitler, "Mi lucha", no soy soldado de asalto y si fiel a mi ideología política de derecha, sigo el pensamiento de Gilberto Álzate Avendaño, no comulgo con holocaustos ni cámaras de gases. Soy amigo irreductible de la Ley y el Orden porque sin su imperio no son posibles la seguridad, el progreso, la paz, la justicia, la convivencia pacífica. Y es todo.
Y lo digo para contarles que hace unos días subía por la Calle Colombia y del andén del frente el hombre mejor vestido de Medellín, con su voz de tormenta me increpó preguntándome que cuándo me iba a tatuar la esvástica en la frente. En el acto le contesté que la esvástica no, pero que sí llevaría brazalete negro en el brazo derecho en conmemoración de los centenares de miles de muertos y lisiados que han dejado las Farc en su paso borrascoso por la geografía de la Patria.
Increíble que a ese extremo lleguen los malquerientes de Álvaro Uribe Vélez, porque la censura me la gané por pertenecer al Centro Democrático. Lo que si le digo al prestante académico y fedatario es que es mejor asumir posiciones claras y enterizas en materia política, que venir de ser el último conservador doctrinario de Envigado y caer en la tentación de la mermelada que dispensa la administración. O de dónde, pregunto, ¿se termina votando con las fieles huestes por senadora conservadora y representante a la Cámara liberal?
Lo que sí se decirle al categórico provocador es que la esvástica, una cruz en forma de ganchos, se usaba por lo menos 5.000 años antes de Hitler, que el vocablo proviene del sánscrito y quiere decir "buena fortuna". Según los historiadores, apreciado doctor, quizás fue utilizada por vez primera en la Eurasia del Neolítico, como simbolizando el deslizamiento del sol en el firmamento. O sea que el sol de siempre ha sido el rey. Y vea usted que budistas, hinduistas, jainistas lo tienen como símbolo ahora mismo y no la llevan en la frente, que yo sepa.
Y para no cansarlo mucho le agregaré otras pocas cosas, no sea que se le dispare el estrés de origen sectario, y le cuento que la esvástica fue descubierta en terrenos de la antigua Troya por el arqueólogo Heinrich Schlieman y encontrándola muy similar a las encontradas en piezas de cerámica en Alemania, afirmó que se trataba de un "importante símbolo religioso de nuestros antepasados remotos".
En el siglo XX, la esvástica que fue símbolo de buena suerte y buenos augurios, derivó en emblema de la "identidad aria" y orgullo nacionalista alemán, hasta que Hitler, finalmente, la cubrió de ignominia asignándola como divisa al partido nazi.
La conjetura de la ascendencia cultural aria del pueblo alemán probablemente sea el motivo por el que el partido nazi adoptó formalmente la esvástica o Hakenkreuz como su símbolo en 1920.
En Mein Kampf, Mi lucha, Hitler consignó: "yo mismo, entre tanto, después de innumerables intentos, establecí la forma final; una bandera con fondo rojo, un disco blanco y una esvástica negra en el centro. Después de prolongadas pruebas, también hallé la proporción definitiva entre el tamaño de la bandera y el tamaño del disco blanco, así como la forma y el grosor de la esvástica".
No obstante los orígenes, la esvástica se vincula de tal forma íntima con la Alemania nazi, que cualquiera que la use ahora va a generar polémica y señalamientos injuriosos.
Tiro al aire: dice el adagio que al que escupe para arriba le cae en la cara. Y a todos nos ha ocurrido alguna vez.
