Francia se toma a los anglosajones

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Aunque siempre se han respetado franceses e ingleses, en igual forma se han alejado en sus posiciones políticas, económicas y sociales. Sin embargo han sido aliados en la Segunda Guerra Mundial y en su enfrentamiento ideológico frente a Rusia comparten el mismo criterio político. Sus gobiernos en estas últimas cinco décadas han sido de derecha e izquierda, unos más y otros menos amigos de los Estados Unidos pero en la guerra fría acompañaron a los estadounidenses contra la Unión Soviética.
Ahora en el problema ucraniano, donde Putin está apoderándose lenta pero progresivamente de sus territorios, han hecho frente común con los Estados Unidos y con la Comunidad Europea, con miras a evitar que Rusia domine o se quede con Ucrania y han estado de acuerdo en las medidas sancionatorias, que se le han aplicado y se le piensan aplicar al presidente Putin y por ende a su país.
Desde luego la visión y actitud europea es menos directa y beligerante que la de Obama, puesto que analizan las represalias energéticas, totalmente contraproducentes, porque se convierten en un efecto bumerán, que no están dispuestos a soportar. Dependen en esta materia de los rusos.
Pero una cuestión insólita e inimaginable que está sucediendo es que Thomas Piketty el escritor izquierdista, profesor universitario, considerado el Marx del siglo XXI, el gurú de la desigualdad, fundador de la Escuela de Economía de París, esté deslumbrando con su libro "el Capital en el siglo XXI", tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña.
El éxito ha sido asombroso. Lo recibieron entre los americanos como si fuese un Rockstar, entrevistas en todos los medios de comunicación, los principales articulistas le han dedicado sus columnas, los periódicos le han dado un despliegue inusitado. Ha estado invitado por las principales Universidades y por los consejeros económicos del presidente Obama.
Es tal el logro publicitario, que en mi sentir ni él mismo lo ha podido concebir y digerir. En cambio en Francia donde ha sido recientemente publicada su obra no tuvo mucho eco, pasó en cierto modo desapercibida. Aún no ha salido al idioma español.
En los Estados Unidos últimamente se hacían muchas preguntas sin respuesta, por ejemplo ¿por qué Francia no había vuelto a tener un pensador de altos quilates?,¿qué estaba pasando con la cultura francesa que había estado otrora a la vanguardia en la dirección del pensamiento? Muchos interrogantes se aclararon y respondieron con motivo de esta obra, ciertamente polémica por sus tesis, que indudablemente son impactantes de suyo por razón de las mismas.
Lo increíble e inexplicable es que en los bastiones del capitalismo se acojan o difundan con tanto entusiasmo las teorías anticapitalistas. El autor Piketty sin querer queriendo, muy sutilmente logra una relativización del fracaso comunista como sistema de gobierno. No se puede olvidar que este modelo causa a propósito la miseria. Aquí cabe o encaja la frase del Papa Francisco I: "A la gente la empobrecen para que luego voten por quienes las hundieron en la pobreza".
Observemos lo que pasa en Venezuela y Argentina. Es tal cual la radiografía o mejor aún el retrato de esta situación. Dos países ricos en el colmo de la pobreza.
El tema que profundiza Piketty es el de la desigualdad, que preocupa a todo el mundo, a las naciones desarrolladas y subdesarrolladas. Los franceses lo califican como un visionario utopista. El respaldo a sus postulados en contraste con Francia, como ya lo hemos expresado, los tiene entre los anglosajones. Manifiesta Piketty: "Las desigualdades siempre han sido una fuente de preocupación, pero lo nuevo de este libro, es que reuní una gran cantidad de datos históricos. Se debe aumentar los impuestos a los ricos. Concentración extrema de los patrimonios amenaza los valores de la meritocracia y de la justicia social de las sociedades democráticas".
Existe temor a tomar medidas contra la desigualdad, porque se puede entorpecer el crecimiento, incluso se aprecia que el remedio es peor que la enfermedad. La desigualdad no era importante, no tenía respaldo intelectual. Hasta ahora con Piketty. Quizás en este momento se justiprecia con las crisis, por cuanto la factura la pagan los menos favorecidos. Se dice que el 1% de la población controla el 39% de la riqueza mundial.
Por lo que concierne con los impuestos, los establece así: 80% a las rentas superiores al millón de dólares. 50 o 60 % por encima de 200.000 dólares y 20% por una sola vez en patrimonios altos. Su solución es gravar las rentas hasta que su retorno neto (después de impuestos) se situé por debajo del crecimiento económico.
Piketty es la cara visible de las reivindicaciones y puede darle legitimidad al debate, toda vez que lleva 20 años estudiando las desigualdades en la renta y la riqueza. Es mundialmente el mayor experto en estos asuntos.
Las ventas de su texto en los Estados Unidos no tienen precedentes. Es una revolución en el mundo actual. Por ello es significativo en el sentido de que abre los ojos, por tanto si no hacemos nada se seguirá concentrando la riqueza en muy pocas manos.
Todos alaban su trabajo, pero no todo el mundo comparte sus conclusiones. Se hablará de él por mucho tiempo.