Revolución armada de claveles

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Portugal tuvo un régimen dictatorial, el de Antonio Oliveira Salazar, quien gobernó ese país durante 50 años. Pero este dictador a diferencia de la mayoría de los tiranos, era un hombre austero, sencillo y sin alardes de ninguna naturaleza. No fumaba, el licor lo tomaba como si fuese un medicamento, sus amores no se le conocieron, aparecía como un misógino consuetudinario.
Vivía como un monje, iba a misa diariamente y detestaba las ceremonias y la pompa. La iglesia católica siempre lo apoyó. Ciertamente sus características notables que es menester destacar fueron su inflexibilidad e intolerancia, que daba lugar a que se le considerase como un déspota totalmente dogmático. Solamente se hacía lo que él creía y se imponía por la fuerza, a pesar de que trataba de mostrar facetas de diálogo pero de sordos.
Su egolatría y su poder autoritario hacían que manifestara: "Que nadie lo podía reemplazar. La democracia es una ficción. No se puede nivelar un país por la base sino por la elite. Existen las desigualdades naturales. No creo en la igualdad sino en la jerarquía".
El Presidente de la República como es obvio el almirante Américo Thomas simplemente se erigía como una figura decorativa, pues el sojuzgador Oliveira Salazar lo eclipsaba y manipulaba en todos los aspectos.
Mientras las potencias europeas independizaban sus colonias, él se aferraba a continuar con los territorios de Mozambique y Angola, con un costo económico injustificado y con pérdidas humanas de innumerables soldados.
Lo sucedió tan pronto como murió por causa de un derrame cerebral, Marcelo Caetano, un jurista, profesor universitario, catedrático de Teoría del Estado, Derecho Constitucional y Derecho Administrativo. Rector de la Universidad de Lisboa, Ministro de las Colonias y desde luego muy cercano al autócrata Oliveira Salazar y fue quien elaboró el texto constitucional de 1933, esto es el Estado Novo. Duró tan solo 4 años en el cargo como Primer Ministro.
Prolongó la dictadura, pero mostraba cierto aperturismo. Tenía un antecedente positivo, por cuanto en su condición de Rector había protestado y dimitido por razón de la intervención de la Policía en la universidad. Empero en el ejercicio del mando censuró la prensa. Trató de dar algo de autonomía a las colonias, pero el factor inflacionario lo desprestigió y le creó impopularidad.
Respecto a este extinto político, para ser objetivos, hay que observarlo no tanto como opresor sino en el campo académico, toda vez que allí sí sobresalió por asuntos de valía intelectual.
Tengo sobre el particular el testimonio directo de un político, diplomático, jurisconsulto, hombre de letras, amigo de Colombia y de quien escribe. Se trata del doctor Diego Valades, igualmente maestro en Derecho Constitucional en su nación mexicana, invitado a menudo a nuestras universidades, dada su altura humanística, mental y jurídica y quien es quizás de los pocos o el único latinoamericano, que recibió clases en las disciplinas de Derecho en la principal facultad de Jurisprudencia de la capital lusitana. A su juicio, naturalmente rechazando su ideología me comentó a propósito del tema y de Caetano "Que fue un brillante formador de abogados y en teoría un valioso constitucionalista".
Hace 40 años, el 25 de abril de 1974, unos oficiales subalternos, es decir tenientes y capitanes, con no más de 30 años de edad, salieron de sus cuarteles con miras a protestar y dirigir el derrocamiento del primer Ministro Marcelo Caetano. Una mujer entusiasmada le puso un clavel a la boquilla de un fusil en manos de un soldado y se extendieron los claveles a los tanques y a la mayoría de los fusileros. Al principio salió la gente a acompañarlos, un poco estupefacta y luego empezaron a vitorear a los militares sublevados.
No hubo un muerto, el golpe incruento, sorprendió al gobierno, habida cuenta de que se manejó con singular sigilo y total reserva. Eso permitió la eficacia y el logro del objetivo. Su planeación fue perfecta y la ejecución en la misma forma. Las tropas que custodiaban y defendían el lugar donde se encontraba el Primer Ministro y las que se encargaban de la guardia presidencial, al principio contrarrestaron el ataque pero a la hora se estaban entregando. No hubo combate y volvió el sistema democrático a imperar entre los portugueses.
Una vez restablecida la democracia se liberó a Mozambique y Angola. El país empezó a vislumbrarse más optimista, más moderno, más fuerte y más próspero. Hoy por hoy la circunstancia económica que están padeciendo, con todo y la ayuda financiera de la comunidad europea, les ha pasado la cuenta de cobro y realmente los portugueses tienen un alto desempleo, un pesimismo patente y perceptible y se encuentran pasando las duras y las maduras.
En este aniversario de la Revoluçao dos cravos, se notó una evidente fractura entre los militares artífices de ese movimiento golpista y el gobierno. Los primeros en manifestación salieron a la calle, acompañados por el pueblo y por el exprimer ministro Mario Soares. El Presidente de la República celebró en el parlamento las efemérides revolucionarias.
Sin duda el descontento es evidente, se viven días difíciles. Ojalá ese pueblo por el cual tenemos especiales saudades, ya que allí pasamos un tiempo de nuestra vida, resuelva sus problemas pronto y de la mejor manera.