Siete minutos con Gabo

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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Por hoy cambiaré el título de ésta mi columna panorama jurídico por panorama literario, para hacerle un homenaje a nuestro Nobel de literatura Gabriel García Márquez. El encuentro a referir por siete minutos con Gabo sucedió así: vestía él de manera informal pero elegante, esperaba en el aeropuerto el correspondiente avión que lo conduciría a su destino a un compromiso de letrados como invitado especial; lo identifiqué sin equivoco, nos saludamos de mano inmediatamente, me preguntó ¿me has leído?, le respondí sí, varios libros; mi preferencia es Crónica de una muerte anunciada, ya que allí plasma reportaje, narración, novela, descripción y toda esa gama de matices de prosa macondiana, Gabo arrugó la frente y mirándome fijamente a los ojos, anotó: qué me dices de Cien años de soledad; le contesté: la empecé a leer y no la he terminado. - ¿Por qué?, ¿Qué te sucedió? - Entré en una confusión con los personajes evocados. Te sugiero trates de culminarla precisó. - Le expresé, con razón he oído que a Cien años de soledad hay que leerla más de una vez para poderla interpretar; no respondió, solamente sonrió. Seguí: ¿Qué le apasiona más el periodismo o la literatura?- los dos, el periodismo es inherente a la literatura, para mí son un matrimonio, sostuvo. Al instante se escuchaba la entonada voz femenina indicando el último anuncio del vuelo que Gabo debía abordar; nos despedimos emocionados, más de mi parte deseándole más vida literaria y él con un hasta la próxima. Lo seguí con la mirada hasta que pasó el umbral de ese puente aéreo.
Evocando esa inolvidable vivencia y enmarcando el escenario real de su partida hacia el universo macondiano inmortal, presentamos memorias y reflexiones que dan continuidad al mayor legado del realismo mágico. Sus obras son una inmensidad en el campo periodístico - literario en forma de canto y relato de amor sobre la realidad desmesuradamente, capturando con lujos de detalles y de forma asombrosa. Su realismo mágico estuvo ambientado siempre por el mítico Macondo, que logró posesionar como el referente de su intenso contenido literario; desde allí y a manera de análisis político, social de tipo mordaz impulsaba y promovía el pluralismo de la diversidad; pero más allá de su validez literaria y de avances periodísticos es evidente la certeza y firmeza de pensamientos y acciones en forma persuasiva al estilo de campañas pedagógicas la complejidad de las circunstancias.
Gabo nos deja como testamento la creación y puesta en funcionamiento de la Fundación del Nuevo Periodismo Latinoamericano, al igual que la Escuela de cine de San Antonio de los Baños, en Cuba. La Universidad de Columbia USA le otorgó el título de Honoris Causa por mezclar la realidad con la magia.
Teniendo en cuenta que su obra literaria es un patrimonio para la lengua castellana se le concedió condecoración como profesional en el desarrollo de la cultura, ciencia y el arte cinematográfico por la Universidad de La Habana en el gobierno de Fidel Castro, su amigo personal.
Gabo impulsó la vocación del periodismo como convicción, bajo la premisa de incentivar la búsqueda incesante de la excelencia, innovación y la coherencia ética. Decía nuestro Nobel que la literatura sirve para exaltar los valores ya establecidos a través de una mirada innovadora y bajo un carácter cercano con compromiso social. Su prolífera vida literaria nos deja un cargamento de valores y virtudes el cual guarda un sentimiento de humanismo y de arte al mismo tiempo en la narración y exploración de las realidades, mitos, leyendas, lo fantasmagórico; sin lugar a dudarlo un solo instante Gabo enriqueció como nadie la prosa castellana, la manera de contar y saber contar; lo interpretaba más allá de la sustancia de los hechos, relatos que convertía en verdaderos poemas.
Se requiere sembrar e inquietar a futuras generaciones y la actual que al preguntársele que es lo que le llama la atención de Gabo solo dice su realismo mágico, sin profundizar.
Que vuelen y sigan volando las mariposas amarillas de Gabo para que reposen y perpetúen en las retinas y las mentes de los que aún no conocen su maravillosa y extensa obra literaria. Traslademos sus sueños a los de temprana edad en escuelas y colegios. A leer y releer las obras de nuestro Nobel Gabo.



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