Gabo

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Escrito por:

Jacobo Solano Cerchiaro

Jacobo Solano Cerchiaro

Columna: Opinión

e-mail: jacobosolanoc@hotmail.com

Twitter: @JacoboSolanoC



Gabo, plasmó una realidad que todavía hoy padecemos por culpa de gobiernos corruptos, potencias invasoras, multinacionales perversas y la opresión a la gente más necesitada. Pero más allá de sus novelas, que serán insuperables y se convierten en nuestro mejor patrimonio, García Márquez como ser humano, reflejó el colombiano que todos llevamos dentro, nacido en un pueblo alejado, luchador incasable con una vida aciaga por momentos y llena de dificultades, con una ideología social de izquierda que muchos califican de romántica, pero necesaria para que algún día haya un cambio, que lo llevó a ser perseguido por el nefasto gobierno del Turbay Ayala. Libre pensador y rebelde, aunque seducido por el poder; amigo de los presidentes; inmigrante soslayado, maltratado y venerado por las elites; con un profundo sentido social y golpeado por el estado indolente; apasionado por su trabajo y por su eterno amor: Mercedes. Periodista con olfato, cronista de calle, amante del vallenato, amigo de sus amigos, ese fue Gabo, el colombiano más universal e importante, el mismo que con sus historias dio a conocer nuestro país, con sus realidades, al mundo, no en vano todos los periódicos del orbe referenciaron su muerte en primera página y sus novelas son fuente de consulta en los centros de pensamiento de todo el planeta. Pienso que Gabo fue uno antes del éxito y otro después, y eso, pudo incidir en que no se comprometiera tanto con el país en temas como la paz y la lucha por la igualdad. Como todo ser humano, también tuvo posiciones personales, polémicas y contradictorias, que no lo pueden descalificar y mucho menos para enviarlo al infierno, como hizo en twitter la Representante electa del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, quien, en un acto irrespetuoso y de suprema ignorancia, le cobró la amistad con el dictador cubano Fidel Castro. También lo tildan de más mexicano que colombiano porque hace 50 años se fue y nunca regresó a su pueblo Aracataca, a pesar de las múltiples necesidades; sin embargo, hay que tener en cuenta que no fue político y menos funcionario público, nunca se dejó seducir, como sí lo hicieron Pablo Neruda y Mario Vargas Llosa; su exilio obedeció más a la búsqueda de tranquilidad, muchos únicamente lo buscaban para la foto y el autógrafo, y quiso alejarse de un país que no lo comprendió, juzgarlo por eso no es sensato. En cuanto a su amistad con Fidel Castro, es insolente criticar a un escritor de las calidades de Gabo por su ideología, creo que con su inteligencia, al ver la realidad de la isla murió, sin reconocerlo, decepcionado de las bondades del régimen cubano. Total, de Gabo puede decirse cualquier cosa, lo divino y lo humano, pero quedó en la historia como el colombiano que más aportó desde sus letras para forjar un futuro distinto, ojalá nuestros dirigentes lo entiendan.


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