Gabo y Macondo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Tuto Santos Araújo

Tuto Santos Araújo

Columna: La Columna de Tuto

e-mail: tutinoaugusto@yahoo.es



A mis amables lectores:

"Cursando tercero de primaria, en mi Santa Marta del alma, la profesora nos puso a leer una narración de apenas una página, que no tenía ni título ni mucho menos quién era el autor. Cuando terminé de leerlo, me entristecí pues fue un final inesperado, y en mi curso, expresé que no me gustaba ese final. Ya en la casa y en el transcurso de los días decidí escribir ese cuento con un final feliz. Años más tarde, me regalan el libro "Los doce cuentos peregrinos", y en ella me doy cuenta que uno de los cuentos, "Sólo vine a hablar por teléfono", era la narración que años atrás me había impactado"
Este hecho marcó mi vida. Gracias al nobel, Gabriel García Márquez, le debo mi amor a la lectura, a la escritura. Qué pensaba yo, que de una narración de un libro de español y un final esquivo para mí, iniciaba mi inquietud por leer y leer. Y que fue gracias al maestro, pero eso lo vine a saber ya en tiempos de la universidad, cuando me regalan el libro, que por cierto no recuerdo quién fue el oferente.
Gabo, fue el colombiano más excepcional y universal de la historia de nuestro país. Macondo, ese nombre del pueblo, que jamás sabremos de dónde lo sacó. Unos dicen que por el nombre de un árbol. Y, jamás sabremos si Macondo era solo Aracataca, o un poquito de cada Colombia. Claro, que en el país pasan tantos hechos que sacuden de un lado a otro, que nos damos cuenta que nuestro nobel no se equivocó en escribir sus historias.
El hijo del telegrafista, también se apasionó por la política. Fue buen amigo de Fidel Castro, hecho por el cual lo atacaban, pero también de los poderosos Clinton de Estados Unidos. Votó por Samper, y después fue furibundo antisamperista por el tema del 8.000, hecho que generó dardos por parte del periodismo samperista, como el del gordinflón de D Artagnan. En el 98 votó por Pastrana.
"Cien años de soledad", El Coronel no tiene quién le escriba", "Noticia de un secuestro", "Los funerales de la Mamá Grande" entre otros, reflejan su buenas historias, llenas de ese realismo mágico que cautivó al mundo.
Me quedé con ganas de conocerlo, así sea de lejos. No se pudo, pero me queda y le queda a sus millones de admiradores, esas grandes obras, que hemos leído. Paz en su tumba, maestro.