Educación en alerta roja

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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



Ya estamos acostumbrados a recibir, regularmente, un baldado de agua fría -helada-, de indicadores internacionales que nos arrojan en la cara, la baja calidad de la educación en Colombia; se arma un mini escándalo pasajero, hablan todos, culpas, propuestas, soluciones y ya, todo vuelve a su adormilamiento por tres, cinco o nueve meses hasta que llega el otro baldado con los mismos u otros indicadores. De ahí no pasamos. Continuamos ocupados de las cosas "importantes" de este país, mientras sigue la pésima educación.
En la reciente semana, fueron -de nuevo- los resultados de la pruebas Pisa (Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes, en jóvenes de 15 años) y estamos -de nuevo- en otro mini escándalo, en el de rigor, en el inútil bla-bla-bla de siempre. Este sí que será pequeño, pues no hay tiempo para discutir sobre educación, hay que ocuparse ya de las elecciones, de la corrupción, de la paz, de la salud, del agro, en fin, que de nuevo la educación siga esperando otros 50, 100, 200 años.
La educación, que precisamente es el principio de la solución de todo, nadie la quiere coger por donde es, o mejor dicho: nadie la quiere ver. Solo el gobernador de Antioquia así lo ha entendido y se la jugó con los elementos y competencias que puede tener un gobernador dentro de nuestra institucionalidad, pero no es suficiente para Colombia, aunque sin duda, ha señalado el ejemplo a seguir, ha mostrado que sí es un tema que puede ser la punta de lanza de un gobierno exitoso sin necesidad de dejar de ocuparse de los demás retos.
¿Qué dicen los actuales candidatos presidenciales sobre educación que no sean las vaguedades rutinarias o los dudosos alardes de que conocen las cifras vergonzosas? Muy poco; nada claro y efectivo que pueda empezar a sacarnos de este atolladero que nos impide resolver los demás problemas esos sí "taquilleros", que precisamente son seña de una sociedad ignorante e inepta, mal preparada.
¡Qué paradoja triste! En plena campaña presidencial los candidatos acaban de recibir una gran ayuda que los saque en algo de la penosa escasez temática: el resultado de las pruebas Pisa. Ya empezaron a aprovechar el tema para alimentar sus discursos, para atacar. Pero de ahí no pasarán ganen o pierdan.
Que son los maestros, que las metodologías, que los currículos, que la pertinencia, que las evaluaciones, que la infraestructura, que la falta de dinero, en fin, ¿Qué no se ha dicho? Puede ser lo que sea, pero la razón es una: la educación no es la prioridad en Colombia y eso es precisamente lo que nos tiene condenados a ser un país mediocre, violento, sin salud, sin justicia, un país donde campean la corrupción y cientos de problemas de todo tipo.
Definitivamente esto va a tener que solucionarse por otro lado. Reconocer la incapacidad de nuestros dirigentes en cuanto a la educación, seguir ejemplos como el del gobernador de Antioquia, y que nazca en Colombia un intenso movimiento de fuerzas conformadas por todos los sectores, nacionales e internacionales, que adopte e implemente este tema de una vez por todas, constante, sin cejar en su empeño, que no lo abandone hasta que se vean resultados, así tarden años.
Es que precisamente nadie quiere metérsele de lleno a la educación dizque porque sus resultados se ven en décadas y no estamos para invertir en proyectos que logren réditos a tan largo plazo. Mejor apagar incendios. No puede ser, precisamente es una excusa que viene desde que somos república y hasta de antes. Así, blandiendo ese argumento, nos siguen sobrepasando países que apenas hace 10 o 20 años eran mucho más atrasados que Colombia en educación, pasan raudos por encima de nuestros resultados; y nosotros quietos.
Hay sobre diagnóstico. Declaremos calamidad educativa permanente de una vez; alerta roja. Colombia no tiene presente, eso lo sabemos, pero lo peor es que no tiene futuro, mientras la bandera no sea la educación. Así de simple.