Zuleta, hizo temblar al Caribe

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Escrito por:

Jacobo Solano Cerchiaro

Jacobo Solano Cerchiaro

Columna: Opinión

e-mail: jacobosolanoc@hotmail.com

Twitter: @JacoboSolanoC



El jueves pasado Poncho Zuleta y Cocha Molina, sacaron al mercado un nuevo disco que estremeció al Caribe, de tal forma que hasta la tierra tembló; mientras, el Mono Zabaleta,

llamado a renovar nuestro folclor, sale con un disco simple y sin argumentos, que aumentan la expectativas de crisis, en la nueva generación del vallenato. Poncho, con más de 40 años de carrera artística, se da el lujo de regalarnos un trabajo bien hecho, con la esencia folclórica que se ha perdido y con algo que ya no se les ve a los artistas nuevos: la pasión por hacer música vallenata; sin tanto parapeto, ni paracaidista, ni insultos, mostró que para hacer vallenato hay que escoger buenas canciones y cantar con el corazón, sin pensar tanto en la plata, ni en la payola. Zuleta, no solo sabe cantar, si no que sabe mucho de vallenato y se esmera por hacer un trabajo artesanalmente bien logrado para su fanaticada, que se mantiene firme, encabezada por Álvaro Muñoz Peñalosa, Pachín Escalona, Goyo González, Hernán Araujo, entre otros, que continúan con la bandera del zuletismo en alto.
Pero hablemos del disco, Cocha, sigue siendo un acordeonero de quilates que tiene escuela y tocó su acordeón, aplicado y sin salirse de la norma, con buenos pases y, sobre todo, con esa melodía que lo ha caracterizado siempre, pegándoles unos pencazos a los Rolandos y a los Fernandos, quienes siguen sin mostrar categoría. En cuanto a temas, la producción está muy balanceada: Parao en la raya y como te fue, temas de Aurelio Núñez, son admirables, con esa letra y esa melodía que pocos saben hacer, dan ganas de tomarse unos tragos. Lo mismo que Brinca aquí de Fabián Corrales, quien sigue vigente y se jala tremenda canción. Que te vaya bonito de José Alfredo Jiménez, fue recuperada de manera magistral, con un final que estremece y confirma que la ranchera y el vallenato son hermanos.
El Papa upa de Franco Arguelles, parece de esas canciones rápidas de antes, al estilo de Romualdo Brito, recupera la picaresca, tan importante en la creación vallenata. Vuelve gaviota de Tico Mercado, buena, tengo que reconocer que me sorprendió porque a Tico no le creo mucho. No me busques más de Omar Geles, muy bien lograda y merece que se le reconozca. El 'reencauche' de Adiós mi Maye de Escalona, puro vallenato. Y así, otras que complementan el disco que se perfila como gran triunfador en el Festival Vallenato. Otro aspecto a destacar, es que Zuleta recupera el lanzamiento tradicional, con los seguidores, el picó y los voladores; parte viva del vallenato de antaño, sin violencia y con la camaradería entre paisanos. Lo único malo del disco fue tanto saludo para tanto alfarache, que termina empañando el trabajo logrado, para llenarle el ego a una manada de aparentadores; pero bueno, son cosas del zuletismo, el único que faltó fue el Goñi Rumbo.
La preocupación sigue latente, el vallenato está en crisis, la nueva generación no se da cuenta y sigue grabando firi-firi. Diomedes murió y nos dejó de despedida una lección; ahora, Zuleta y viene Oñate, que nunca destiñe; pero ellos ya están de salida y solo le debemos agradecimiento por hacer grande esta música. Lo que me inquieta es que vayamos a quedar en manos de Luifer Cuello, Kvrass o Nelson Velázquez, porque si es así, me cambio para el reggaetón.