Sin postulaciones de ningún tipo y solo movidas por el deseo de hacer cada día las cosas mejor, se perfilan las mujeres a sabiendas que pueden, dentro de un escenario de la vida real, estar en la plataforma. Se han capacitado y están convencidas de su exuberante y rico potencial; son ellas poseedoras de la más excelsa fortaleza y liderazgo en diversos tópicos del quehacer cotidiano; y día a día brillan con más notoriedad y continuidad.
No obstante a estas virtudes innatas que poseen se enfrentan a óbices y obstáculos cada día más evidentes que tratan de empañar y truncar sus buenas acciones y propósitos como el machismo en primera instancia, la inequidad y desigualdad con el sexo masculino, la exclusión social reinante en esta sociedad, donde el hombre siempre quiere predominar, acosada sexual y laboralmente, pero esto no es impedimento para que se proyecten dentro de un horizonte propicio hacia la consagración de triunfos y conquistas que le han de ubicar en el epicentro de progreso y desarrollo y superar el bajo umbral o nivel en el que siempre ha permanecido sumida en comparación con el género opuesto.
No se le debe mirar a la mujer como sucede actualmente, una competencia férrea hacia el hombre, debe mirársele como un ser trascendental, dotado de virtudes y bondades que se abre espacio por esfuerzos propios en cargos y profesiones que se consideraban vedadas en el pasado, o solo para hombres. Ella se ha dado cuenta que lo que se conoce como "lucha contra el sexo masculino", no es eso, tampoco un empoderamiento del sexo femenino, se ha fijado metas a corto, mediano y largo plazo con bases y argumentos sustanciales dentro de un escenario de amplias posibilidades.
Con coraje, decisión y fortaleza las damas hoy se involucran en la materialización de proyectos que faciliten sus sueños e ilusiones en todos los frentes y áreas del saber humano que conlleven y estructuren no solo el nivel competitivo en todos los sentidos, sino también superarlo en la consagración de sus metas y logros.
Hoy por hoy se perfilan en torno a un marco de valores, decisiones y fuerza, alejadas del miedo y zozobra que otrora las distanciaban de asumir retos y responsabilidades en la exploración y búsqueda de mayores conquistas.
De unas décadas para acá se proyecta la mujer colombiana para hacer y ser parte de esa sociedad que exige cambios, haciendo aportes, sin perder esa gracia que les pertenece por naturaleza; es lo más hermoso y complementario para los hombres con quienes podemos cimentar futuro e ideales conjuntos.