El carnaval de mi pueblo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Eliecer Avendaño Restrepo

Eliecer Avendaño Restrepo

Columna: Nueva Misión y Visión

e-mail: eliecerjoavre@hotmail.com



Suenan los tambores, la caña de millo y la guacharaca, suena a cumbia suavecita llena de plasticidad y belleza, suenan las ardientes notas de la cumbiamba, los pies al ritmo de la música con pase adelante y atrás, las manos con movimiento acompasado venteando el aire, refrescando el ardiente fuego que producen las caderas de la danzante, cintas de múltiples colores ondulantes bailando los tonos altos del grito enardecido.

El canto rápido con sabor a grito y ron al son de la rascada del instrumento y el movimiento de la madera de los manbacos, que cimbran los cueros de la tambora, cuyas ondas se escuchan hasta el infinito, donde bailan los entes inmateriales en festín de felicidad, al sentir que el espíritu del hombre y la mujer vibra en armónicos delirantes, inmersos solo en ellos, atentos total en sus cuerpos, viviendo únicamente el momento sumergidos en su sentir.

Llamar la hembra y el macho responder, es el rito fálico de la unión marital, es el dibujo de la creación, el preámbulo del amor físico, es el derrame de las bendiciones sonoras hechas ritmos, bajadas de un punto desconocido pero satisfactorio y fogoso que aviva la llama que siembra el deseo en los corazones que danzan.

Que acompaña la tambora y la guacharaca, ellas cumplen la misión de ampliar el redondel del baile, para que sus notas se proyecten al espacio y despierten las almas dormidas y las hagan vibrar a ritmo frenéticos que los obliga a moverse como góndolas en un mar diferente que a veces es quieto y luego sus olas se mueven delirantes, que llenas de una máxima alegría que recorre todo el cuerpo que muestra su musicalidad, muestra el sonido que repica en los cuerposque bailan, en el aire que respiran y el líquido espirituoso que le quema la garganta, pero que llena de miles de sensaciones su cerebro.

El sonido de la Caña de millo, es la nota alegre de alguien que es hijos del olvido y la tristeza, es la voz de quien fue robado y desterrado de su propia tierra, es el único grito que sale de su corazón que fue silenciado y humillado, es el único ritmo que pudo rescatar de su amplia cultura, pero quienes lo conquistaron lo prohibieron, porque les recodaba que solo quien tiene alma puede crear un instrumento que comunique la naturaleza con los mundos superiores.

La Cumbia y la Cumbiamba, fueron los primeros ritmo fusión de dos cultura, la Afro y la Indígena, ambas cultura mucho antes del descubrimiento de América, tenían su propia cultura musical. En el caso nuestro las tribus celebraban cada dos años un festival donde mostraban sus artes y presentaban diferentes danzas, este lugar estaba situado entre Minca y Pozo Azul y existe la posibilidad que cada año cambiaran de sitio, el cual cuando llegaron los predicadores europeos, lo prohibieron por razones de conveniencia y para evitar tener en cuenta las manifestaciones artísticas de animales sin alma, como eran considerados nuestros aborígenes.

Los carnavales son originarios de Europa, en Grecia, Roma (Baco y Arlequín, Ninfas, Sátiros) aunque en algunas crónicas Indúes y Chinas se efectúan algunas festividades en donde se danza con máscaras, miles de años antes de la edad antigua europea. En Colombia, ellos tienen un origen que se ha querido confundir, el inicio fue indudablemente en Santa Marta, por ser la primera que fungió como población organizada y donde llegaron a nuestro país, afro descendientes, para labranza, traído por los españoles, quienes la tribu de losTayros, los liberaban y le construyeron el primer palenque en el paso del Mango en la Sierra Nevada y fue allí donde se amalgamaron las dos culturas. Pero algo que quiero resaltar es que en su lucha contra el invasor los indígenas nuestros nunca involucraron a los afros y cuando se aprestaban para la lucha contra el gobernador Fernández de Lugo, cambiaron el palenque para el Valle de Upar, dándoles plena autonomía.

Sembrar un madero tótem, colocarles cintas colgantes y señalar un redondel, que las mayorías de veces eran varios, colocando la tambora en un punto equidistante de ellos, consistía en una época antes de la cuaresma una fiesta que al tomar auge fue vinculando a solteros y casados, a ricos y pobres, quienes tenían que ocultar se disfrazaban, sobre todo las señoras casadas, comenzando a nombrarlo como Carnaval.

En los actuales momentos, lo mas importante es felicitar a ese gran grupo de cultores que desean revivir nuestra festividad y aportar nuestra alegría para que sea tan grande nuestro festejar que suba hasta los confines del etéreo y se alejen para siempre las nubes negras de la corrupción, el accionar de quienes negocian con las necesidades ajenas y de quienes llegados de otras tierras solo tienen interés de hacer dinero fácil.