La rendición masculina

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Escrito por:

Fuad Chacón Tapias

Fuad Chacón Tapias

Columna: Opinión

e-mail: fuad.chacon@hotmail.com



Cada 3 días hay una denuncia por agresión sexual en Transmilenio, claro que si le sumamos la cifra de mujeres que no reportan su caso muy seguramente la frecuencia aumentaría significativamente. Si otro delito cualquiera se repitiera con tal constancia en un espacio tan reducido como el sistema de transporte ya las autoridades se habrían puesto a trabajar asiduamente sobre él, salvo por el robo de celulares que tristemente es una cuestión cotidiana e indiferente para la justicia

¿Qué quiere decir esto? Que existe una impune tolerancia social hacia este crimen y que las mujeres ya no sólo tendrán que resistir en un país desigual sino que también deberán cuidarse la espalda en el bus, literalmente.

Este no es sólo el problema de Bogotá, es el frustrante expediente de todo un país, de mujeres que no pueden descuidarse ni siquiera en la ruta a su trabajo porque hasta en la somera tranquilidad que entrega el transporte público urbano se encuentran acechadas y se les obliga a andar a la defensiva. Todo parte de una cultura intransigente hacia la violencia de género, aquí donde golpear a la esposa es símbolo de virilidad y acosarlas es una muestra de testosterona pura. Aquí donde una minifalda es un capote que incita a la embestida y donde aprovecharse de una niña en indefensión es sagacidad. Tal vez no sea la mayoría de hombres, pero sí hay un sector enfermo entre nosotros que hace quedar mal al gremio.

Y es que la ley también es cómplice de estos abusos, ella se convierte en un incentivo estimulante para que los pervertidos hagan de las suyas con libertad. Empezando porque no existe un tipo penal claro en el que podamos encajar estas conductas, ya que no son un Acceso Carnal, pero tampoco se les puede dar el tinte de Acto Sexual Violento y mucho menos Abusivo si la víctima ya tiene más de 18 primaveras. Se les ha tratado de hacer entrar a la mala en la Injuria de Hecho por tratarse de un delito residual e insignificante que recoge acciones que no se lograron denominar con éxito, siendo esa la prueba reina de su propio fracaso. Este limbo jurídico ha creado confusión en su imputación y allí donde florece la duda triunfa el delincuente.

Ahora se abre paso la iniciativa de los articulados rosados exclusivos para ellas, como una rendición masculina, la constancia lívida de que no pudimos brindarles a las mujeres un ambiente seguro y que por ello la única solución que queda es separarlas de nosotros. Entonces reconocemos que les fallamos, que segregarlas es la mejor manera de protegerlas de nosotros mismos. Ojalá no nos veamos obligados a acudir a este recurso, pero no tendremos otra opción si la ley no se tiempla y seguimos permitiendo que ellas vivan con miedo hasta de tomar un bus.

#Obiter Dictum: Petro no tiene ninguna autoridad moral para criticar la postergación de la revocatoria cuando por sus maniobras dilatorias la votación se va a hacer en abril debiendo haberse adelantado en octubre del año pasado.



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