La reacción conservadora

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Andrés Londoño Botero

Andrés Londoño Botero

Columna: Bitácora del primer y cuarto cuadrante

e-mail: a.londono134@uniandes.edu.co



Lo ocurrido en la mañana del domingo 26 de enero sin duda va a cambiar el rumbo de la historia del conservatismo. Muy temprano se aglutinaron las bases conservadoras en el centro de convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada, quizás pensando que algunos dirigentes conservadores iban a oficializar el cartel azul rindiendo las toldas, que importantes líderes han enarbolado, a condición de testaferros del régimen de un personaje muy distante del talante conservador, y allegado a un elefante que no ha hecho méritos para ser respetado por la colectividad.

Las bases conservadores, en un acto de gallardía, revivieron aquél reaccionario auténtico que se había ahogado en mermelada. Hondeado banderas, entonando consignas y repartiendo folletos exigían candidato propio a las contiendas presidenciales.

A eso de las 9 de la mañana llegó uno de los más valientes miembros de la bancada conservadora en el Congreso. Acompañado de jóvenes, banderas y pitos, Juan Mario Laserna arribó al recinto exigiendo dignidad y repudiando la entrega de la colectividad al santísimo. Ya llevaba una semana larga, el senador, luchando por sus ideales en diversos medios de comunicación, airados roses con ciertos dirigentes fueron necesarios para defender su postura hasta el final.

Quienes habíamos asistido para dejar constancia del repudio que sentíamos por una posible alianza con el régimen, nos fuimos emocionando al ver el fervor de las bases conservadoras por defender nuestra posición. Los discursos de los precandidatos despertaron entre los asistentes un orgullo conservador, tan grande que cualquier otra opción fuera de esa baraja se tornaba descabellada.

Fue el turno del vocero del santísimo, era tal la emoción por impulsar al partido de forma independiente, como debe ser, que los asistentes empezaron a abuchearlo sin dejar concluir la intervención.

Quien antes ya había sido seducido por la maquinaria Samperista, llegaba en esta ocasión oliendo a mermelada en descomposición. Lejos está Roberto Gerlein de ser un ilustre representante del pensamiento conservador, las épocas de discriminación y feudalismo han palidecido para dar espacio a las ideas. La reacción en contra del señor feudal del Atlántico demuestra que el conservatismo se renueva. ¿Qué importa que la maquinaria se vaya con Santos si lo que mantiene vivo a un sentimiento son los ideales?

Puede que Marta Lucía no llegue a la Presidencia, pero sin duda marca un nuevo periodo del partido. Ya empieza a surgir el nuevo conservatismo, el reaccionario auténtico revive. En la convención se demostró que los conservadores reaccionamos ante la injusticia, reaccionamos ante los malos manejos y sobre todo reaccionamos cuando nos tratan de pisotear.

Los senadores decepcionados por su falta de capacidad para comprar la convención, no fueron capaces de retirar sus bases del recinto, quienes animados por lo que sus ojos veían, se quedaron en contra de la voluntad de su cacique.

Una reflexión final: si la mermelada no pudo comprar 1000 convencionistas ¿podrá comprar 7 millones de votos?