Urge una ley de bosques

Columnas de Opinión
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Hace 20 años se instituyó en Colombia el principal instrumento de política sectorial para el fomento de la reforestación comercial, llamado Certificado de Incentivo Forestal (CIF), creado por la Ley 139 de 1994.

Según el Documento Conpes No.3743/2013, el CIF ha servido para incentivar la siembra de 229.950 hectáreas forestales comerciales entre 1995 y 2012, con una inversión de 391.556 millones de pesos. En un documento de la FAO sobre políticas de incentivos para la forestación en América Latina, encontré que en Chile entre 1975-1994, plantaron 811.000 hectáreas con 272.000 millones de pesos. Es decir, con la inversión nuestra, los chilenos hubiesen reforestado 1.2 millones de hectáreas.

¿Qué hicieron ellos para ser tan eficientes y competitivos? En Chile la política de forestación partió de las premisas que existía la necesidad de recuperar suelos para el uso productivo y generar riqueza. Sobre todo a nivel regional.

En ese contexto, mediante la Ley Decreto 771 de 1974, le asignaron al sector privado el papel de ejecutor y al Estado, el papel de establecer incentivos tributarios, jurídicos y financieros para las actividades de forestación y reforestación con planes de manejo a nivel predial.

Paso seguido, crearon la Corporación Nacional Forestal (Conaf) como entidad de derecho privado dependiente del Ministerio de Agricultura, con el objetivo de administrar la política forestal de Chile y fomentar el desarrollo del sector.

En pocos meses crearon oficinas regionales en todas las provincias del país para facilitar a los pequeños propietarios la inscripción de sus predios para el estudio de aptitud forestal y el consiguiente plan de manejo. Una vez evidenciaban el establecimiento de la plantación, el Estado otorgaba la bonificación forestal, equivalente al 75% de los costos netos.

Así mismo, ejecutaban gestiones coordinadas ante el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), que se ocupa del financiamiento y asistencia técnica de los pequeños agricultores y ganaderos, y otorga créditos de enlace para la forestación y silvopastoreo.

En Colombia, para que un campesino pueda acceder al incentivo forestal debe cumplir ante Finagro el siguiente proceso. En primer lugar debe conseguir en su vereda un computador con internet para entrar a la web de Finagro y leerse las 57 páginas de los términos de referencia de la convocatoria publica. Luego debe ingresar a unos enlaces (operaciones en línea y ventanilla única forestal Artemisa) para crear el usuario y la contraseña para que pueda diligenciar la inscripción. Además, debe anexar el certificado de antecedentes disciplinarios de la Procuraduría y el certificado de responsabilidad fiscal de la Contraloría.

Luego debe tramitar la planilla CIF y adjuntar formato Pemf, evaluación financiera, georeferenciación, análisis de suelos, "fotografías aéreas" y certificado de tradición y libertad. Posteriormente un técnico forestal debe visitar el predio para realizar la validación técnica, se efectúa la validación jurídica y elaboración de la minuta del contrato y por ultimo debe expedir las respectivas pólizas a favor de Finagro. Si los recursos no se han agotado, le giran la plática del subsidio seis meses después. No se rían que es en serio! ¿Ya ven porqué el Gobierno incumplirá la meta de llegar a 600.000 hectáreas reforestada en el 2014?

En el 2013 Chile tiene reforestadas 2.3 millones de hectáreas y Colombia 300 mil de 17 millones de hectáreas aptas para la reforestación. Claramente, urge una Ley de bosques.