Cáusticos modelos de superficialidad

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ramón Palacio Better

Ramón Palacio Better

Columna: Desde el Centro Azul

e-mail: ramonpalaciobetter@yahoo.com



En Colombia un país caracterizado por ser un territorio de especial y agradable diversidad cultural regional, en el cual permanentemente se habla o se escriben muchos artículos y columnas periodísticas desde tiempos atrás del sistema imperante en la vida democrática de nuestra sociedad colombiana, sistema que aun con muchos defectos, evidentemente sostiene y mantiene a la sociedad colombiana en cada una de sus regiones, en ellos se reflejan los acontecimientos y episodios primordiales de la vida cotidiana en nuestro país.

Un candidato presidente le dice a su esposa, cuando le confirmaron que estaba elegido por los colombianos presidente de la república "Mija, alista mi vestido entero, que vamos a la Registraduría Nacional". La esposa le dice: "Pero Mijo, si con esa camisa que tienes puesta estas muy bien". Entonces él le contesta: "Yo soy el presidente elegido por los colombianos y por lo tanto debo ir bien vestido con saco y corbata"

Este informal gesto aparentemente sin importancia, nos permite ver con especial claridad, la conciencia que el ciudadano presidente tenía, del gran significado que a partir de ese momento había adquirido su persona ante la sociedad colombiana. Y porque a partir de esos instantes, no era un ciudadano común y corriente, sino que en él sus electores y no electores, lo distinguirían en adelante como presidente del máximo establecimiento del gobierno del país.

Infortunadamente con el pasar de los años la clase dirigente de nuestro país, y no sólo la política, ha ido perdiendo y malgastando esa percepción y perspicacia de lo que representa para los demás quien ocupa una importante y determinada función social y administrativa de cualquier orden ejecutivo.

Al deshacerse el límite que separa lo público, de lo privado, las instituciones que las personas encarnan, personifican o representan, hoy en día, pierden y dilapidan los efectos, también el alcance y la trascendencia que las hacen respetables y respetadas.

Hoy por lo general no se advierte que, al asumir la representación de instituciones administrativas y sociales, se adquiere el compromiso democrático, representativo y tácito de respetar el simbolismo e irradiar y reflejar el prestigio de ascendente autoridad que a cada una de ellas acompaña.

En alguna oportunidad sostuve que lo nimio, ocioso y trivial de la dirigencia, deja a una sociedad desnuda o quizás desprovista de buenos ejemplos que le ayuden a afirmarse cuando intenta superar las crisis que tanto la afecta.

En esos modelos y prototipos de superficialidad personal se agravan tales crisis, al debilitar aún más las instituciones que casualmente representan. Como por definición las instituciones son formales, nos resulta extraño, que quienes asumen su representación se desesperen por ser vistos como informales.

Es que, en la sociedad del espectáculo, caracterizada por la vulgarización y corrupción de las conductas, no importan tanto la reflexión y el juicio ponderado sino la presencia permanente, exhibiendo rasgos que acerquen a la persona, a la realidad privada. En términos del cuento inicial, que es sólo una comparación de lo que pretendo describir, ¿para qué usar vestido entero, si con camisa se está bien?

Evidentemente, son las sociedades las que prestan el poder y el vestido entero las que hacen que quienes las representan durante un tiempo trasciendan. De allí surge la importancia de que, quien asume esa representación tenga clara conciencia de su rol, que advierta que es un ejemplo por el solo hecho de cumplir una función social y administrativa distinguida y apreciable.

Hoy en nuestro país muchos dirigentes políticos, profesores, empresarios, economistas, intelectuales deberíamos dar ejemplo de una conducta que responda a preocupaciones más elevadas que las que nos complacemos en mostrar, asumiendo un mayor compromiso con el rol social y administrativo que, muy circunstancialmente, nos han sido prestados.



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