No a la valorización

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Escrito por:

Juan Galán Pachón

Juan Galán Pachón

Columna: Opinión

e-mail: prensa@juanmanuelgalan.com



En Santander, vemos una oportunidad para el cambio de prácticas políticas. Me refiero al inconformismo entre los Bumangueses por el nuevo impuesto de valorización. Aunque los temas tributarios siempre generaran resistencia, en este caso, es evidente el aumento exagerado del impuesto a los ciudadanos y la dificultad que muchos de ellos tienen para cubrirlo.

Esta situación ha generado que la gente salga a las calles, se informe sobre lo que pasa y reclame mayor participación en la toma de estas decisiones.

Transformar las relaciones entre el sector público y la sociedad en su conjunto es el primer paso para cambiar las prácticas políticas. En otras palabras, abrir espacios reales de diálogo en el que los ciudadanos puedan tener una participación activa en la toma de decisiones.

Los gobernantes deben escuchar para interpretar mejor lo que su ciudad necesita y concertar compromisos que vinculen a los ciudadanos en las metas públicas de sus gobernantes y a los alcaldes y gobernadores en el cumplimiento de sus responsabilidades para un manejo transparente de recursos y cumplimiento de los contratos de ejecución en obras públicas.

En el caso de Bucaramanga, aunque el objetivo del incremento en el impuesto de valorización, es la financiación de grandes obras viales para la meseta y el área metropolitana de Bucaramanga, estas no fueron consultadas, por lo que la ciudadanía de manera notoria ha expresado su rechazo.

Desde aquí valoramos el descontento político que ha movido a la mayoría de los Bumangueses a dejar el desconocimiento y la indiferencia y a reunirse de manera pacífica en las calles, explorando otras opciones para lograr la financiación que necesita el municipio.

El compromiso que cada ciudadano asuma con su ciudad, es proporcional al nivel de participación que la Administración Publica le permita en la toma de decisiones.

Por eso, celebramos que la alcaldía haya abierto espacios de diálogo, porque solo a través de la reciprocidad real entre ciudadanos y políticos, podremos superar la desconfianza generalizada en las instituciones públicas y en sus gobernantes.

Como ya lo han dicho instituciones especializadas en liderazgo y gobierno, la solución vendrá de que los ciudadanos asuman con más fuerza su destino político y los políticos recuerden con nitidez su origen ciudadano.