La mala racha de Bogotá

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernán Gutiérrez Herrera

Hernán Gutiérrez Herrera

Columna: Opinión

e-mail: hernan.editor@gmail.com



En primer lugar, es de lamentar que en los tres últimos gobiernos de Bogotá, que son de la izquierda, las cosas han sido un desastre.

En el primero, Lucho Garzón, famoso por ser "borrachón", condenó a la ciudad a una crisis de movilidad y además cobró el impuesto de valorización más injusto de la historia.

Después vino Samuel Moreno Rojas, el ex burgomaestre más famoso de Bogotá y esto no es debido a ser el nieto del General Gustavo Rojas Pinilla; Presidente (dictador) de Colombia mediante golpe de Estado entre 1953 y 1957.

Su fama se debe al Carrusel de la Contratación, nada más y nada menos que el mayor esquema de corrupción desmantelado en la historia de nuestro país. El también fue destituido por la procuraduría y curiosamente por el mismo procurador: Alejandro Ordóñez.

Y ahora vemos el caso de Petro. Tal Vez sea el alcalde que menos se equivocó, pues fue destituido "solo" por el escándalo de las basuras, desplegado el año anterior. Pero fue el que más caro la pagó.

Estas son las cuentas que no me dan. Mientras Moreno Rojas, que se tumbó a Bogotá, fue suspendido e inhabilitado por un periodo relativamente corto. Petro, ve su vida pública casi acabada con quince años de inhabilidad por haberse equivocado con el modelo de recolección de basuras.

El debate que debe abrirse es el de los criterios utilizados por el Ministerio Público para sancionar a los funcionarios, pues aunque el alcalde Petro cayó el error de las basuras por terco, ya que mucho se le avisó, no se robó un solo peso de los cofres de los bogotanos. O por lo menos eso es lo que consta en el informe presentado por la Procuraduría.

En el comunicado a Petro lo destituyen por estos cinco motivos: improvisar con el modelo de recolección de basuras, aplicar este modelo con un decreto por fuera de la ley, saber de antemano que violaba la ley con esta determinación, apresurarse a aplicar una determinación de la Corte Constitucional para la cual no se exige el cambio del modelo y usar volquetas para recoger las basuras.

En todos los argumentos expuestos encontramos fallas sustanciales que realmente fueron cometidas por el alcalde de Bogotá, pero en ningún momento observamos justificación para esta medida drástica del Procurador.

No fueron quince días, fueron quince años de inhabilidad que deslegitimizan casi un millón de electores que pusieron a, Gustavo Petro, como jefe del palacio Liévano.

¿Cuál es el límite del Ministerio Público para tomar determinaciones? Es la pregunta que dejamos en el aire y como moraleja, debemos dejar la siguiente frase: nunca debemos gobernar con soberbia.

Algo es muy claro, si Petro hubiera escuchado el clamor de muchos. Si no fuera tan terco, tal vez Bogotá todavía tendría alcalde.