Actuar en derecho o en razón propia

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



El poder actuar es una potestad, teniendo la capacidad legal de realizar algo; el deber es algo interior que ordena a actuar, y puede ser derivado de un compromiso exterior a uno.

Vivimos y actuamos en un Estado de Derecho, cuando acatamos un sistema, conjunto de leyes entorno a una Constitución Política, fundamento jurídico de las autoridades y servidores públicos que también se someten a las mismas normas. Transgredir las normas establecidas trae sus consecuencias, especialmente el peso de la ley a quien lo haga.

El hombre es un ser social, sus acciones en manera alguna deben considerarse aisladas, pues todas trascienden, aun las más leves e insignificantes a un campo eminentemente social. Nuestras acciones nobles o vulgares, filantrópicas o egoístas, producen impactos, muchas veces tremendos, en otras personas, bien beneficiándolas o causándoles perjuicios irreparables.

Estamos, pues, obligados a fomentar día tras día, incesantemente nuestra personalidad, dotándola de todas las fuerzas creativas y estimulantes de nuestro ser para contribuir a la realización del ideal supremo de la vida, como es pertenecer a una humanidad cada vez más digna, noble, generosa, altruista y progresista. El derecho deberá ser aplicado de acuerdo a su propio sentido; ese principio de juridicidad o legalidad, que por su propia esencia es inmanente a todo ordenamiento jurídico.

Ciertas actividades que carecen de regulación legal, han ido creciendo, promoviéndose y muchas veces asimilándose como si lo fueran, con expectativas inciertas; surgiendo la pregunta de rigor ¿Por qué no se legaliza nuestra actividad?. La legalidad implica reconocer el ordenamiento jurídico establecido como pautas de comportamiento de una sociedad en la cual los ciudadanos que la integran actúen por un convencimiento interno de su obligatoriedad, salirse de ese esquema es desviarse del marco jurídico existente, de tal manera, la sociedad debe comprender que los actos ilegales de unos afectan a todos.

En un Estado de Derecho las leyes organizan y fijan límites de derechos en la que toda acción está sujeta a una norma jurídica y de conocimiento público. Ese ordenamiento jurídico debe reunir legalidad, obligatoriedad del derecho con respecto al Estado, la supremacía de la Constitución y la responsabilidad del Sistema por sus actos frente a los ciudadanos. Todos debemos reconocer así no seamos juristas lo que es un derecho y lo que no lo es.

Los derechos son aplicables a todos, aquí está el valor y la razón de la equidad. El Estado tampoco deberá hacer concesiones indebidas a quienes no merecen derechos. Ejercer arbitrariamente una conducta o defender un supuesto derecho es aislarse del marco jurídico convivencial, transgredirlo e ingresar al área delictiva del ejercicio arbitrario de las propias razones.

Si logramos implantar y adecuarnos a políticas de motivación e incentivar todas las necesidades del ser humano, evitaremos el hecho de tener que apelar a los castigos, que no siempre producen resultados satisfactorios. La meta de la sociedad y sus dirigentes en su conjunto es conducirla por senderos de legitimidad.